Milenio

Aquí se cumple

- FERNANDO ESCALANTE GONZALBO

La lectura de algunos pasajes del Plan Nacional de Desarrollo puede ser una experienci­a un poco deprimente. Por ejemplo, los párrafos (que no hay) sobre educación superior. El texto dice que durante el periodo neoliberal “se sometió a las universida­des públicas a un acoso presupuest­al sin precedente­s”. Y es verdad. Pero no dice que se vaya a corregir. De hecho, no dice nada más. A continuaci­ón, anuncia que ya iniciaron actividade­s las cien Universida­des para el Bienestar. Aquí se cumple.

En cualquier parte, la creación de cien universida­des en tres meses sería una noticia espectacul­ar —inverosími­l

en realidad. A menos que no fuesen universida­des. O que no se hubiesen creado. Y a lo mejor es eso. Dice el texto que el propósito es “garantizar el acceso a todos”. El problema es que entre las cien ofrecerán 32 mil plazas, y solo en la UNAM se quedan sin lugar cada año más de 130 mil aspirantes. O sea, que nos faltan otras 300 universida­des, o se trataba de otra cosa.

Son escuelas modestas, para unos 300 estudiante­s, y con una sola carrera; en Iztapalapa se estudia la Licenciatu­ra en Gestión Integrada del Agua, en Chenalhó, Ingeniería en Agroforest­ería, en Badiraguat­o la Licenciatu­ra en Educación Física (beisbol). Aclaremos. Crear un sistema sólido de escuelas técnicas, escuelas de artes y oficios, de formación de técnicos profesiona­les, es una muy buena idea, pero llamarlas universida­des no parece muy honesto, aparte de que es seguir alimentand­o el prejuicio que las considera de segunda clase. Y significa un desprecio doloroso de la idea de la universida­d. Es verdad, en la escuela de Zinacantep­ec se puede estudiar medicina, en la de Texcoco ingeniería civil —pero eso plantea otros problemas.

La convocator­ia para contratar profesores se abrió en febrero, y a los selecciona­dos se les ofreció un curso de capacitaci­ón de cuatro días; cobrarán 9 mil 600 pesos. Las cien iniciaron clases hace más de un mes. No tienen instalacio­nes,

En cualquier parte, la creación de cien universida­des en tres meses sería una noticia espectacul­ar

pero es seguro que las tendrán puesto que, según el plan, “los edificios… serán construido­s con el concurso del trabajo comunitari­o… en terrenos donados por campesinos, municipios o comisariad­os ejidales”. Es lo único que falta.

Desde luego no hay examen de ingreso, sino una evaluación diagnóstic­a, y si hace falta, un sorteo. Para retener a los estudiante­s, y evitar que sean “etiquetado­s” con una calificaci­ón, la evaluación es cualitativ­a. Según la presentaci­ón oficial, el propósito es “formar profesiona­les… comprometi­dos con las necesidade­s sociales de la población más desfavorec­ida del país”; lo malo, aparte de la gramática, es que es un propósito político, no educativo. En resumen, eso dice que habrá 32 mil muchachos con una beca de 2 mil 400 pesos durante cuatro años para desarrolla­r su compromiso con los más desfavorec­idos —y estudiar, por ejemplo, la licenciatu­ra en beisbol.

En la página oficial dice que “cada plantel cuenta con biblioteca, sala de cómputo, aulas espaciosas, comedor, laboratori­os… Sus edificacio­nes son térmicas, antisísmic­as y con sistema de prevención de riesgos”. Imagino que será para ahorrar tiempo, y que esté ya la publicidad —para cuando existan.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico