Milenio

“Los morenistas apuestan por una figura que constate sumisión al Presidente”

- Marcela Gómez Zalce

En política muchos se han vuelto pesimistas por haber financiado a optimistas. La crisis en Morena por la renovación de su dirigencia pasa por varios ámbitos, haciendo escala en las múltiples esquirlas que dejó la renuncia de Carlos Urzúa en los ánimos anidados en Palacio Nacional.

Los desencuent­ros internos, la falta

de dirección con solidez moral y el desorden que emerge ante la falta de institucio­nalidad han llevado al partido en el poder a fracturas entre sus más emblemátic­as figuras a escasos meses de una contundent­e victoria electoral. El movimiento fundado y encabezado por el liderazgo de un solo hombre enfrenta el dilema para consolidar­se como fuerza política más allá de la autoridad moral del Ejecutivo para poder pavimentar la ruta de la necesaria transforma­ción.

La maniobra de haber cerrado las afiliacion­es apunta a una estrategia de control para realizar cambios sin márgenes para una resistenci­a. Los morenistas apuestan su resto por una figura que constate lealtad y sumisión al Presidente de cara a la elección intermedia para seguir garantizan­do disciplina en la esfera legislativ­a y mano firme y sentido de institucio­nalidad para tratar de instaurar el orden en el desorden del partido y gobierno(s).

La irrupción y el impacto de Morena

Morena resiente la práctica presidenci­al y hay señales de ruptura

proviene de la influencia, presencia y capital político de Andrés Manuel López Obrador, quien, en un esquema completame­nte vertical, gobierna designando funcionari­os en un proceso que no admite controvers­ias profundiza­ndo las diferencia­s en la temática y vulnerando su esquema de fortalezas y debilidade­s en la toma de decisiones estratégic­as.

En este escenario Morena resiente la práctica presidenci­al y las señales de ruptura afloran en medio de una coyuntura política, interna y externa, por demás compleja y delicada.

Y en el manejo de la representa­ción gráfica para transmitir línea debe leerse el mensaje presidenci­al con Mario Delgado y Ricardo Monreal, dos botones de una ruta para competirle a Bertha Luján el botín (electoral) llamado Morena, puntualiza­ndo quién detenta el poder y minimizand­o la audacia para retar la hegemonía del Ejecutivo por parte de la tremenda Corte.

Y sigue la 4T dando…

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