“Los morenistas apuestan por una figura que constate sumisión al Presidente”
En política muchos se han vuelto pesimistas por haber financiado a optimistas. La crisis en Morena por la renovación de su dirigencia pasa por varios ámbitos, haciendo escala en las múltiples esquirlas que dejó la renuncia de Carlos Urzúa en los ánimos anidados en Palacio Nacional.
Los desencuentros internos, la falta
de dirección con solidez moral y el desorden que emerge ante la falta de institucionalidad han llevado al partido en el poder a fracturas entre sus más emblemáticas figuras a escasos meses de una contundente victoria electoral. El movimiento fundado y encabezado por el liderazgo de un solo hombre enfrenta el dilema para consolidarse como fuerza política más allá de la autoridad moral del Ejecutivo para poder pavimentar la ruta de la necesaria transformación.
La maniobra de haber cerrado las afiliaciones apunta a una estrategia de control para realizar cambios sin márgenes para una resistencia. Los morenistas apuestan su resto por una figura que constate lealtad y sumisión al Presidente de cara a la elección intermedia para seguir garantizando disciplina en la esfera legislativa y mano firme y sentido de institucionalidad para tratar de instaurar el orden en el desorden del partido y gobierno(s).
La irrupción y el impacto de Morena
Morena resiente la práctica presidencial y hay señales de ruptura
proviene de la influencia, presencia y capital político de Andrés Manuel López Obrador, quien, en un esquema completamente vertical, gobierna designando funcionarios en un proceso que no admite controversias profundizando las diferencias en la temática y vulnerando su esquema de fortalezas y debilidades en la toma de decisiones estratégicas.
En este escenario Morena resiente la práctica presidencial y las señales de ruptura afloran en medio de una coyuntura política, interna y externa, por demás compleja y delicada.
Y en el manejo de la representación gráfica para transmitir línea debe leerse el mensaje presidencial con Mario Delgado y Ricardo Monreal, dos botones de una ruta para competirle a Bertha Luján el botín (electoral) llamado Morena, puntualizando quién detenta el poder y minimizando la audacia para retar la hegemonía del Ejecutivo por parte de la tremenda Corte.
Y sigue la 4T dando…