Lunas amargas
Yo era un niño y una señora, misteriosa vecina que vivía en el departamento número tres del edificio donde nosotros habitábamos el cinco, insistía en que la llegada del hombre a la Luna era una patraña. Según ella, los mentirosos integrantes de la NASA habían construido un gran escenario, con el Apolo y los tres falsos pioneros, Collins, Aldrin y Armstrong, para engañar al mundo entero.
Ella se convirtió en una activista: no hay alunizaje, todo ha sido una mentira. Las personas les creen a los activistas. Yo viví muy confuso y preocupado durante un tiempo, tenía 12 años blancos, hasta que decidí que me importaba un cacahuate si Armstrong había puesto el pie allá arriba, o abajo, como ustedes digan, y si el Apolo había alunizado o no: “un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Falso. Yo estaba ante la televisión y nunca escuché esas frases. ¿O sí?
Más verosímil y no menos impresionante para mí era el hecho de que mis padres habían puesto un pie en la luna de su desastre amoroso. Cada noche se reprochaban los astros y las estrellas que habían perdido y dejado atrás en su vida de jóvenes optimistas.
Recuerdo que abría las páginas del Ovaciones y veía los estrenos del cine: Butch Cassidy, Paul Newman y Robert Redford. La vi años después y
Modisto de señoras me despertaba extraños pensamientos
las persecuciones en montañas rocosas me parecieron más interesantes que la primera huella en la Luna.
Revisaba la cartelera y me detenía en una película: Modisto de señoras. La película de René Cardona con Mauricio Garcés al frente del elenco me despertaba extraños pensamientos. Las fotos de Zulma Faiad e Irma Lozano, dos lunas, o lo que ustedes quieran y manden, me volvían loco.
El año en que el hombre llegó a la Luna mi casa era triste. Mi mamá y yo estábamos solos la mayor parte del día. Íbamos al mercado juntos. Gran cosa el mercado juntos. Lupe regresaba de la secundaria a las tres de la tarde. Yo fumaba en secreto con Hernández cigarros Bali. Mis otros hermanos habían huido de aquella nave sin rumbo. Mi papá iba y venía planeando negocios espectaculares y bebía brandy Presidente. No tenía Luna. Tardó mucho tiempo en darse cuenta de que su Luna éramos nosotros. Chin.