Milenio

La bicicleta y la confianza

- HÉCTOR ZAMARRÓN

hector.zamarron@milenio.com Twitter: @hzamarron

Andar en bicicleta en las ciudades es bueno para la salud, la economía y el medio ambiente, eso es bastante conocido, pero poco o nada se habla de otros beneficios que aporta a los individuos y la sociedad: la construcci­ón de la confianza, lo que resulta clave en estos tiempos en que todo apunta a lo contrario: a la desconfian­za, a la duda, a la insegurida­d.

Quien descubre que puede realizar sus trayectos cotidianos sin estrés y sin necesidad del transporte público o un vehículo de motor, aumenta su autoestima y su confianza en sí mismo.

Una de las mayores ventajas de haber dejado el automóvil y usar la bicicleta como medio de transporte desde hace años es que uno viaja en contacto directo con todo lo que nos rodea, a diferencia de la caja de lámina que solo nos permite observar a través de las ventanas y el parabrisas.

Por la misma razón es más fácil el contacto visual con el resto de las personas y a menudo se puede saludar, sonreír, seguir a alguien con la mirada y entablar una relación sin mediacione­s con la calle y sus personajes.

Cuando se habla de las ventajas de andar en bici es raro que alguien mencione lo anterior, como si no tuviera relevancia, pero al contrario, es de lo más importante junto con esa sensación de independen­cia y libertad que te da el cambiar de rumbo a capricho, improvisar en cada esquina o, por el contrario, sujetarte a una ruta estricta y directa hasta tu destino.

Sí, ya sabemos que la bici mejora las articulaci­ones, refuerza el sistema inmunológi­co, fortalece el cardiovasc­ular, aumenta la capacidad respirator­ia, acelera el metabolism­o, ayuda a quemar calorías, tonifica los músculos, refuerza las rodillas, combate el estrés, ayuda al medio ambiente (se evita la emisión de CO2), disminuye el ruido urbano y mejora la economía al evitar el gasto en gasolina, mantenimie­nto del auto o el pago del transporte público.

Más importante, sin embargo, es que fomenta la confianza. Importa y mucho, porque México y los mexicanos no somos como nos pinta ese ejercicio publicado en Science, que nos pone en los últimos lugares entre quienes devuelven una cartera perdida.

Sin embargo, para confiar se requiere de seguridad y eso es lo que está más lejos de nosotros. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana que levanta el Inegi cada trimestre, vivir en México es vivir con el Jesús en la boca, con miedo, inseguros de nuestro trayecto, con miedo a un asalto. Tres de cada cuatro se sienten inseguros y viven con miedo en sus ciudades.

Trabajar la confianza tiene que ver con otros valores, como la felicidad. Hace unas dos décadas empezó un boom de investigac­iones sobre la sociología de la felicidad y se ha calculado hasta el monto económico al que equivale una defunción, un divorcio, la pérdida de la casa o del empleo. Construir la confianza es parte de esa rama.

Quizá si no les convencen las ventajas de andar en bici que cito al principio del artículo, estas últimas sí pueden ser un motivo para promover su uso entre la población. Para que en lugar de promover descuentos en la tenencia vehicular se otorguen beneficios a quienes usen la bicicleta. Nos lo merecemos.

En lugar de promover descuentos a la tenencia, deberían dar beneficios a quienes usan la bici

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