Un asunto de Estado
se sabe mucho de la experiencia de la Gendarmería Nacional, proyecto del gobierno de Peña Nieto, que ha pasado prácticamente desapercibida en esta transición entre los cuerpos de seguridad pública federal. Por su propia naturaleza, esos espacios formativos forman parte de las áreas de reserva del Estado mexicano, de competencia exclusiva de los órganos militares y policiacos encargados de la soberanía y la seguridad nacional. Ello no obstante, sería importante conocer cuál será la organización y las políticas de formación de la anunciada Universidad de la Seguridad Pública (USP) pues lo poco que se sabe de ese proyecto es que dependerá del Consejo Nacional de Seguridad Pública, y no de la SEDENA.
La nueva institución no aparece contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. Tampoco fue mencionada durante la campaña electoral de AMLO. Muy probablemente, su formulación ocurrió en el proceso de discusión y debate sobre la creación de la Guardia Nacional. Sin embargo, se trata de una propuesta relevante, pues introduce una dimensión clave en la estructuración presente y futura de la nueva fuerza de seguridad federal: el proceso de formación de una organización que se pretende obedezca a criterios de disciplina castrense, bajo la operación y jerarquías establecidas por mandos militares. La pregunta obligada es: ¿qué papel jugará la experiencia de la UDEFAM en este proceso? ¿La nueva USP formará parte del Sistema Educativo Militar? ¿Supone la desaparición no solo de las academias de seguridad pública federales, sino también de las estatales y municipales?
En cualquier caso, la dimensión instrumental, educativa y formativa de la flamante Guardia Nacional no es un asunto menor. Dado el enorme esfuerzo político y las altas expectativas colocadas por el oficialismo en este proyecto para combatir la inseguridad y la violencia en el país, el trabajo de diseño de objetivos, funciones, organización, implementación y supervisión de la USP es un asunto de Estado. Ello significa que no se trata solamente de armas, uniformes y cascos, o de tanques y helicópteros, ni de incorporar a miles de individuos en las tareas de combatir la expansión del crimen organizado, de contener la migración centroamericana o de intervenir de manera permanente en la vigilancia de la seguridad pública en muchas ciudades y regiones de los distintos territorios republicanos. La USP es la apuesta institucional por controlar el proceso profesional y técnico, ético y pedagógico, de la nueva fuerza de seguridad pública nacional.