Los niños, daño colateral de las redadas en Misisipi
La normativa, que será publicada mañana, entrará en vigor hasta dentro de dos meses
En el interior de la iglesia de San Laurel, Misisipi, al menos 20 hispanos escuchan atentos las recomendaciones de un grupo de abogados que de forma voluntaria se han acercado a ayudarles. La mayoría de los presentes son mujeres mexicanas acompañadas de uno o dos pequeños. A diferencia de otros días, hoy tienen el rostro pálido.
Esos niños que no tienen ánimo ni de perderse en el teléfono móvil sonloshijosdealgunosdeloshombres y mujeres que fueron detenidos tras las redadas a siete plantas procesadoras de pollo en el estado. Están ahí porque desde el miércoles 7 de agosto no han podido comunicarse con sus padres.
Algunos fueron llevados por su madres. Otros solo por su papá. Y también están aquellos que son acompañados por sus tíos o vecinos. Lo que tienen en común es que su familia está rota y quizá por eso, por ratos, permanecen con la mirada fija en un punto, como si estuvieran perdidos. También hay otros que lucen cabizbajos y con las caras largas.
“Son pequeños y son los que más sufren en esta situación”, dice la abogada, Karla Vázquez, de la firma Elmore & Peterson Law, que se ha dedicado a asistir a los mexicanos detenidos luego de que ICE pusiera de cabeza esta esquina del estado.
En este grupo de al menos 35 niños hay decenas de historias que coinciden en la incertidumbre, el
miedo, el coraje y la tristeza. Tres de éstas son las Wendy Mendoza, JoséGonzálezyMelanieGonzález, pequeñosquenisiquierahanpodido regresar a la escuela por temor a que les sean arrebatados aquellos integrantes de su familia que aún les quedan libres.
Wendy tiene 14 años y es la única de su familia que sí nació en EstadosUnidos.Hallegadoalaiglesia católica acompañada de su madre, que asistió en busca de una opción para sacar a su esposo, Ramón González, de la base militar en Flowood a la que fue llevado junto con el resto de los detenidos.
Mientras Wendy espera a su madre, recuerda que un día antes de la redada su padre había llorado con ella, pues se decía orgulloso de verla entrar a high school. Sí, la mañana del miércoles todas las escuelas del estado iniciaban un nuevo ciclo escolar.
Tras ese primer día, el regreso a casa de Wendy no fue lo que esperaba: al bajar del autobús escolar estaba su hermano estacionado frente a la casa. Admite que le pareció un mal augurio.
“Él nunca llega temprano y por esosabíaquelascosasnoibanbien. Al entrar confirmé lo peor, mi padre había sido detenido por agentes del ICE mientras empacaba pollo en la fábrica”, comparte.
Cuando Wendy se aleja la siguiente en acercarse es Melanie González, una pequeña de 12 años que a diferencia de los otros menores, sí está con su mamá y papá, pero lejos de su tía.
Su caso no es menos preocupante. La mañana del miércoles una de las primeras mujeres a las que detuvo el ICE fue a su tía Francisca González. La preocupación que tiene en vilo a esta pequeña radica en la salud de aquella mujer de 43 años que no sabe leer ni escribir.
“Los doctores dijeron que no puede estresarse porque si lo hace le puede dar un coma diabético y eso me tiene aterrada. Ayer hablamos con ella y en lo único que piensa es en querer salir de ahí para poder pagar su casa y enviarle dinero a sus hijas que viven en México”, comparte la pequeña mientras tartamudea, suspira y lleva las manos a su rostro.
De acuerdo con Karla Vázquez, la asesora jurídica de Elmore & Paterson, tan solo en el condado de Forest al menos 150 niños, hijos de migrantes, dejaron de asistir a clases desde jueves 8 de agosto. La razón, los menores tienen miedo de que detengan a sus familiares y que al regresar no los encuentren.
Uno de ellos es José, quien por ser el hijo mayor de Pedro, decidió noabordarelautobúsescolar,pues dice, tiene la responsabilidad de cuidar a su madre y dos hermanos hasta que regrese su papá.
“No entiendo por qué si es una persecución de bad hombres, el presidente Trump está deteniendoahombresbuenosquesolobuscanunamejorvidaparanosostros, sus hijos”, finaliza el menor con una mueca de coraje. El gobierno del presidente Donald Trump anunció una norma que reduce la cantidad de migrantes legales a los que se les permite ingresar y residir en el país, al facilitar el rechazo de las solicitudes de los permisos de residencia, conocidos como green cards ("tarjetas verdes"), o de algunos visados.
ElDepartamentodeSeguridad NacionaldeEU(DHS)dioaconocer una versión de la regla, que está diseñada para que los migrantes con bajos ingresos no puedan llegar o permanecer en el país.
La normativa, que será publicada oficialmente el miércoles, entrará en vigor 60 días después de su publicación.
Así, Estados Unidos podrá determinar si el migrante se ha convertido en una “carga pública” para la administración, es decir, si “depende principalmente” de la asistencia de los fondos públicos para subsistir, y luego cancelar su estatus de migración.
De este modo, una persona poseedora de la tarjeta de residente permanente o de algún tipo de visado conseguido por la vía legal puede ver afectada su situación en el país en caso de no poder mantener su economía personal sin ayudas del gobierno.
Grupos defensores de los migrantes han argumentado que esta regla discriminará a los inmigrantes de los países más pobres, mantendrá a las familias separadas y alentará a los residentes legales a renunciar a ayuda pública que probablemente necesiten para subsistir.
Estas organizaciones también aseguran que la normativa penalizará a los migrantes con visado de trabajo que necesitan alguna asistencia pública de manera temporal.
Los migrantes de la tercera edad, muchos de los cuales obtienen medicamentos recetados a bajo costo a través de programas subsidiados, también pueden verse obligados a dejar esas ayudas o arriesgarse a ser considerados “carga pública”, lo que no les permitirá mantener el estatus de residente legal.
En las últimas semanas, Trump ha mostrado mano dura también contra la inmigración ilegal, al ordenar la detención de 680 inmigrantes durante una redada masiva en seis ciudades del estado de Misisipi.
No entienden por qué si la lucha de Trump es contra los bad hombres, sus papás están detenidos