El Día Nacional del Cine Mexicano, Netflix y 1984
Qué vergüenza que en el Día Nacional del Cine Mexicano una compañía internacional sea la que más se haya movido para conmemorar esta fecha: Netflix.
¿Dónde están las aportaciones de las televisoras de este país? ¿Dónde está la programación especial?
¿Dónde están las producciones extraordinarias? ¿Dónde están los anuncios para que la gente se entere? ¿A quién le avisaron?
¿Sí entiende lo delicado que es esto? Nuestro cine es grande y merece apoyo. Qué gran idea la del Día Nacional del Cine Mexicano.
Qué triste que la industria de la televisión, que en otras partes del mundo está muy ligada a la cinematográfica, ni siquiera quiera hacer negocios con esta fecha.
¿Cuál es la nota? Que Netflix no sólo decidió festejar en grande esta campaña, decidió prolongarla hasta el 16 de septiembre para que se sienta el orgullo hasta las fiestas patrias, y que no lo hizo sola, lo hizo de la mano del Imcine.
Netflix y el Instituto Mexicano de Cinematografía eligieron juntos los títulos para esta celebración. ¿Sí entiende lo que esto representa en términos de credibilidad? Es una alianza que vale oro.
¿Y en qué consiste el Día Nacional del Cine Mexicano en Netflix?
En la creación de una colección de 20 títulos, entre clásicos del cine contemporáneo, éxitos de taquilla, dramas, comedias y documentales, que los suscriptores de esta plataforma van a poder gozar en estos días.
Jamás se había hecho algo así en América Latina.
Basta con que usted escriba Celebremos el cine mexicano en el buscador de su perfil de Netflix y listo, tendrá acceso a este material. ¿No se le hace maravilloso?
Big Brother
Soy fanático de 1984, la novela de George Orwell. Por eso cuando me enteré de que se iba a poner en el Teatro Helénico me preocupé porque trasladar eso a un escenario es arriesgadísimo. El sábado pasado conseguí ira ver este montaje y no quepo en mí de la emoción.Los responsables de esta joya supieron darle la vuelta a todos los lugares comunes que existen alrededor de esta obra maestra e ir a su parte medular.
1984 no trata de Big Brother. 1984 trata de nosotros, de nuestros temores, de la sociedad. Estamos ante una puesta fundamental de uno de los libros más importantes de los últimos 100 años. Verla tiene que ser una obligación para todo aquel que tenga algo parecido a una conciencia política y social, para los estudiantes, para los amantes de la tecnología y los medios de comunicación. Pero, ojo, 1984, como el libro, es una experiencia incómoda, como ir a terapia y, por lo mismo, es algo necesario, que hay que vivir.
La gente sale muy desconcertada. Usted tiene que verlo para creerlo. La estructura dramática de este texto de Robert Icke y Duncan Macmillan es grandiosa porque consigue transformar en drama muchos pasajes del libro que son ensayo. La dirección de José Manuel López Velarde es quirúrgica. En un parpadeo los actores aparecen y desaparecen, lo que está en las pantallas cobra vida, vemos sangre, efectos especiales y un prodigioso trabajo musical de Tareke Ortiz. Esto es un golpe a la cabeza que hay que recibir. ¡Vaya ya!