La mancha de sangre
Declaró el viernes pasado el secretario de Salud de Querétaro, Julio César Ramírez, que “los homosexuales no deben donar sangre porque corren más riesgo de tener VIH”, aseveración estigmatizante e imprecisa. Las cifras publicadas por Censida para el segundo trimestre de 2019 ninguna información arrojan sobre la orientación sexual de las personas que viven con VIH en México pero,
en cambio, ofrecen datos sobre la prevalencia de esta infección tanto por género como por edad: 78.1 por ciento de los mexicanos con esta condición de salud son hombres y solo 21.9 por ciento mujeres —con independencia de sus prácticas sexuales– y los grupos de edad que más casos registran son los que abarcan de los 25 a los 29 años, con 18.1 por ciento, y de los 30 a los 34, con 19.1.
Así, de sostenerse la presunta lógica estadística del funcionario, resultaría más eficaz impedir a cualquier hombre de entre 25 y 34 años, sin importar su vida sexual, ser donador. Lo cual tendría algún retorcido sentido solo si no obligara la Norma Oficial Mexicana a aplicar una prueba de detección de VIH a cualquier persona que done sangre, lo que es respetuoso de los derechos humanos, abre el abanico de posibles donantes y previene contra riesgos de infección. La precaución que propone el funcionario es, por
Ssa perpetúa estereotipos contra homosexuales
tanto, además de prejuiciosa, inútil.
Cierto es que, de acuerdo con Onusida, los hombres que tienen sexo con hombres presentan 22 veces más probabilidades de contraer VIH que el resto de la población. Sin embargo, ni todos los homosexuales son hombres —las mujeres que tienen sexo con mujeres no son un grupo de alto riesgo— ni todos los hombres que tienen sexo con hombres se identifican como homosexuales, por lo que pensar en “los homosexuales” resulta criterio vago para el diseño de políticas públicas pero en cambio perpetúa estereotipos lacerantes. El asunto debería ser materia de cuando menos una recomendación de Conapred. La dependencia no se ha pronunciado al respecto: no en su sitio, no en su cuenta de Twitter, no en la de su presidenta (quien, sin embargo, luce una bonita camiseta con los colores del arcoíris en la foto de su perfil).