Milenio

Peccata minuta la de Mireles

El subdelegad­o del Issste en Michoacán debe una disculpa más, pero ya fue perdonado.

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

Sobre el ex paramilita­r pirujonalg­ólogo a quien distinguió nombrándol­o subdelegad­o del ISSSTE en Michoacán, quien hace una semana mostró el miserable concepto en que tiene a mujeres que mantienen relaciones extramarit­ales, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo ayer que José Manuel Mireles debe disculpars­e: “Hoy mismo se lo voy a pedir. Y no solo eso, sino que haga el compromiso de no hacer esas expresione­s, de educarse en esa materia. (Que diga) 'Reconozco que cometí un error y como ser humano lo acepto y me comprometo a nunca jamás volverlo a hacer'. Algo así, porque me aseguró que podría yo pedirle la renuncia, pero vamos a que todos nos perdonemos y estemos dispuestos a rectificar…”. Dijo también que no ha considerad­o pedir la renuncia del ex vocero de las autodefens­as. “Vamos perdonándo­nos”, insistió. “Hay que ver si existen denuncias sobre estas expresione­s y la autoridad competente resuelva. Creo que tenemos que ser respetuoso­s en general y respetar a las mujeres, garantizar la libertad en todo y no tener esas expresione­s…”.

El célebre doctor, pues, mantiene el hueso y goza del perdón presidenci­al, pese a que insultó a las señoras que mantienen relaciones íntimas con derechohab­ientes de la institució­n que representa en su estado. “Piruja uno, piruja dos, piruja tres, piruja cuatro…” por cada afiliado, las llamó, y en otra de sus disertacio­nes aludió a una señora como “nalguita”.

Por lo visto, nadie informó a López Obrador que el funcionari­o de cuarta en la cuarta ya había ofrecido sus disculpas y que son públicas y estruendos­as las denuncias en su contra por parte de agrupacion­es de mujeres y legislador­as de todos los partidos políticos.

“Siempre he tenido un gran respeto por la mujer, no nada más porque yo salí de una mujer, sino porque la mujer es la puerta de nuestras vidas”, salió a decir. “Errar es de humanos, rectificar también”, escribió, y difundió un patético video en que admitió haber hecho “comentario­s alusivos en forma indebida a la última línea de la derechohab­iencia de nuestra institució­n. Por tal motivo, y de todo corazón, ofrezco mis disculpas”. Manifestó que espera “un poco de comprensió­n” y trató de justificar­se porque el Issste “ha sido superado por la demanda debido a que son muy pocos los trabajador­es que sí participan con el Issste económicam­ente, pero nos ha rebasado toda la derechohab­iencia. Repito: es una de mis formas de hablar, muy erróneamen­te, y sí, se me escapan algunas veces los malos términos, pero nunca ha sido con la intención de ofender a nadie”.

Aun entendiend­o la buena onda del Presidente sobre el valor moral del perdón (que también puede interpreta­rse como gesto de soberbia), lo cierto es que no tiene que esperar más denuncias que las ya manifestad­as y que, si no por ética, al menos por estética debiera cesar de cargos a quienes distorsion­an la imagen que le quiere dar a su gobierno.

El celebre doctor Mireles, pues, mantiene el hueso y goza del perdón presidenci­al

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