Pasan desapercibidos
Superdelegados, sin fuerza política y solo para escalar
La figura de los superdelega
dos, planteada inicialmente como todopoderosos en cuanto al control de los programas sociales entre el gobierno federal y las entidades, no tiene la fuerza política para encabezar las titánicas labores administrativas y, en la mayoría de los casos, solo han aprovechado el cargo para sus aspiraciones personales o las de sus cercanos dentro de Morena.
A casi un año de su implementación, En su mayoría pasan desapercibidos, y los que sobresalen (Jalisco, Tamaulipas, Oaxaca y Yucatán), lo hacen a raíz de polémicas.
El caso más representativo es el del empresario Carlos Lomelí, quien fue candidato de Morena a la gubernatura de Jalisco; se separó del cargo a los seis meses de su nombramiento por señalamientos de presunto conflicto de intereses. La Secretaría de la Función Pública (SFP) investiga la venta de medicamentos de sus farmacéuticas al gobierno federal.
Además, su sucesor, Armando Zazueta, fue denunciado el pasado 26 de septiembre ante la Fiscalía General de la República (FGR) por su presunta injerencia en el proceso interno de Morena; amenazó a servidores públicos a su cargo para que acudieran a una asamblea del movimiento para apoyar a Bertha Luján, quien aspira a la dirigencia nacional.
En Tamaulipas destaca el escándalo de José Ramón Gómez Leal, denunciado por Irene Sánchez Zúñiga, integrante de los llamados Servidores de la Nación, ante la Función Pública por aprovecharse del cargo para buscar la candidatura por Morena a la gubernatura. También fue acusado de despreciar al sector empresarial y sus necesidades, como lo ha hecho con los colectivos de familiares de los desaparecidos.
En Baja California, Jaime Bonilla renunció al cargo que le encomendó el presidente Andrés Manuel López Obrador para competir en las elecciones de junio pasado, y hoy es gobernador electo.
A su vez, la ex candidata a la gubernatura del Estado de México Delfina Gómez suma nueve apariciones públicas como titular de la delegación federal de 2018 a la fecha, tiene más asistencias a informes legislativos y de los alcaldes de Morena que actividades propias, el 15 de septiembre pasado fue su última aparición pública en Texcoco, con motivo de la celebración del Grito de Independencia.
Como coordinador federal del Programa de Desarrollo para Yucatán, Joaquín Díaz Mena enfrenta el rechazo de Mario Mex Albornoz, actual dirigente de Morena en la entidad, debido a los cargos públicos que han ocupado ex panistas, organismo al que Díaz Mena renunció en 2018 por no haber sido elegido como candidato a la gubernatura, que encabeza Mauricio Vila.
Díaz Mena mantiene abierta una pugna con el gobernador de la entidad, la cual comenzó cuando ambos buscaron la candidatura del PAN, y que siguió cuando compitieron por la gubernatura.
En Hidalgo, tras la renuncia de los delegados federales y como parte de los trabajos de reestructuración, se determinó dejar 40 oficinas de representación para reemplazar 53 dependencias federales, es decir, no desaparecieron en su totalidad, pero continúa la reducción de al menos 13 para mantener el proyecto de austeridad.
Al igual que en otras entidades, en Puebla Rodrigo Abdalá no tiene poder de decisión, pese a la coordinación de Programas Integrales de Desarrollo del gobierno federal.
“La idea no era mala, lo malo es poner a personajes que estuvieran interesados en la política local a corto plazo. Entonces, no se vuelven elemento de equilibro, sino en competidores políticos”, explica el coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana, Miguel Calderón Chelius.
Con información: de los corresponsales