Cataluña
Veo a Barcelona y otras ciudades catalanas con coches incendiados en las calles, enfrentamientos entre ciudadanos y las autoridades policiacas; vándalos apostando a la violencia.
La respuesta a la sentencia contra aquellos líderes arrestados y procesados después de el procés se ha salido de las manos y se ha puesto en manos de otros, los amantes del caos.
Leo al gobierno español, al gobierno catalán, y hasta a los procesados hablar ahora de calma.
Oriol Junqueras, el más simbólico entre los sentenciados pide en Twitter: “Este país es fruto de las luchas sociales, un país que va a costar mucho construir y coser. Necesitaremos la república y nos necesita a todos y todas. Nos necesitamos movilizados pero sin hacer uso de la violencia, venga de donde venga. No nos dividirán ni caeremos en la trampa de la violencia”.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, tan independentista como los sentenciados, dijo el miércoles: “No tenemos que dejar que los infiltrados y provocadores nos aparten del buen camino. No tenemos que caer en el engaño de las provocaciones, no nos representan”, y ha pedido “pararlos ahora mismo”.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, sigue en medio de una campaña eterna, después de no haber logrado formar gobierno en las pasadas
Los gobiernos español y catalán, y los procesados incluso hablan de calma
elecciones, ha jugado el papel del duro para ganar el voto no catalán y ahora ha quedado atrapado entre la violencia de los vándalos y la sentencia producto de la judicialización de un problema político. Dice que garantizará “los derechos de todos en Cataluña desde la firmeza, la moderación y la unidad”. Vaya usted a saber cómo se cocina ese caldo.
Creo que algo acierta Pablo Iglesias cuando dijo que: “Es miope pensar que el Derecho Penal sirva para resolver lo que no han podido hacer los dirigentes políticos”.
Ahora todos hablan de diálogo. Ese que hace tanto no existe. Y que, en la realidad, nadie quiere, al menos hasta las elecciones.
Por lo pronto, mi apellido lo transparenta, pienso en mi hermano y mi sobrina y mis primos y tíos y el resto de habitantes de Cataluña que merecen algo mejor que esta polarización y desmadre que ha sustituido al dialogo y la política. Las tristes imágenes de estos días son producto de eso.