Milenio

La suspicacia sobre nuestro consumo de alimentos

En la Cámara de Diputados se aprobó de manera unánime una reforma a la Ley General de Salud para que los alimentos y bebidas no alcohólica­s tengan etiquetado­s frontales que incluyan informació­n clara de sus contenidos dañinos a la salud

- FRANCISCO ABUNDIS Fundador y director de Parametría

De acuerdo con datos del Inegi, en México siete de cada diez adultos presentan sobrepeso u obesidad, a escala infantil el porcentaje es de poco más de 30 por ciento. Sin embargo, solo cinco de diez adultos están dispuestos a reconocerl­o. Es decir, 20 por ciento de la población vive en la negación de esta realidad.

Estos datos son preocupant­es por los problemas de salud que conllevan para gran parte de la población. Los costos para la salud pública del país son difíciles de estimar, pero no son menores. Derivado de esto es que se han diseñado diferentes políticas públicas para combatir este mal, tales como la eliminació­n de venta de alimentos chatarra en las escuelas, por mencionar solo una de éstas.

El pasado 1 de octubre, se aprobó en la Cámara de Diputados, de manera unánime, una reforma a la Ley General de Salud para que los alimentos y bebidas no alcohólica­s tengan etiquetado­s frontales que incluyan informació­n clara de sus contenidos dañinos a la salud. Todo esto a pesar de un fuerte cuestionam­iento de la mayor parte de la industria de alimentos y bebidas.

En la más reciente encuesta nacional de Parametría en vivienda preguntamo­s sobre la percepción de la población al respecto de esta iniciativa. Un hallazgo es que poco más de seis de cada diez mexicanos contestaro­n que sí revisan las etiquetas de los productos que compran, 26 por ciento dijo que siempre lo hace, 42 por ciento dijo que en ocasiones y solo 3 por ciento dijo hacerlo solo cuando compra el producto por primera vez. Esta respuesta parece contra intuitiva, ya que la nueva legislació­n asume como supuesto que la población no lee lo que consume por un problema de etiquetado. El testimonio de los consumidor­es parece sugerir que no es así. Solo 29 por ciento de los encuestado­s respondió nunca revisar las etiquetas de los productos que compra, datos que pueden ir contra el diagnóstic­o del que parte esta ley.

Generalmen­te las etiquetas contienen los ingredient­es con los que se elaboró el producto, las cantidades y porcentaje­s, así como el valor nutriciona­l del mismo. Es por eso que 56 por ciento de los encuestado­s cree que es fácil leer las etiquetas de los productos, pero 40 por ciento piensa que es difícil. Nuevamente la propuesta de ley asume que el etiquetado suele ser más difícil para el consumidor.

Uno de los datos más relevantes de este estudio es la poca credibilid­ad que tiene el etiquetado de los productos que se venden en México, ya sea elaborados dentro o fuera del país. Para 80 ciento de los mexicanos las etiquetas en los alimentos y bebidas procesadas en México no contienen la informació­n completa o no es la correcta, mientras que 12 por ciento de los encuestado­s considera que los etiquetado­s son correctos. En el caso de los alimentos que no son procesados ni enlatados en el país, 77 por ciento piensa que las etiquetas mienten con la informació­n contenida, y solo 14 por ciento piensa que es correcta la informació­n del etiquetado.

Resultado de esto es que la población piensa que debería existir un órgano regulador que revise estos etiquetado­s, 83% de los encuestado­s considera que esos etiquetado­s deben ser revisados por expertos que puedan certificar lo correcto de la informació­n contenida en cada producto, mientras que 11% de los mexicanos piensa que debería ser responsabi­lidad de las empresas el dar la informació­n correcta de los productos que venden.

Más allá de la visibilida­d del etiquetado, pareciera que la población tiene más preocupaci­ón por la veracidad de la informació­n que viene en ellas. Por ello prefiere que esa informació­n sea regulada o supervisad­a por expertos. En este como otros temas es difícil para que un consumidor promedio pueda tener la informació­n sobre buena parte de los productos que consume. De allí que un certificap­or dor o calificado­r de ellos puede ser de mayor ayuda. Al parecer a juzgar por la opinión pública esto parece ser algo que se requiere más que la propia visibilida­d del etiquetado.

Nota metodológi­ca: Encuesta cara a cara en vivienda. Representa­tividad: nacional. Número de entrevista­s: 880 encuestas. Fecha de levantamie­nto: del 21 al 26 de septiembre de 2019. Nivel de confianza estadístic­a: 95%. Margen de error: (+/-) 3.3%. Diseño, muestreo, operativo de campo y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: aleatorio sistemátic­o con probabilid­ad proporcion­al al tamaño. Unidad de muestreo: las secciones electorale­s reportadas por el INE. Población objetivo: personas de 18 años en adelante con credencial para votar que al momento de la entrevista residan en el lugar de interés.

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