Milenio

Informe sobre el narco

- ROBERTO PLIEGO robertopli­ego61@gmail.com

Que Ricardo Raphael, un politólogo y periodista, se haya metido a novelista es una prueba amarga de que la novela —el género, la visión de mundo, la tierra de Stendhal, Carlos Fuentes, Saul Bellow...— está en peligro de convertirs­e en una baratija.

Como si la simple anulación del tiempo lineal fuera suficiente para erigir una estructura literaria, Ricardo Raphael narra la historia de Los Zetas a través de un ambiguo personaje que se identifica como el Zeta 9. Digamos que esa historia inicia en 1983 y concluye en 2016; digamos también que vamos a trompicone­s ya que avanzamos y luego retrocedem­os en el calendario, sin otro propósito que el de disimular la pobreza narrativa, hasta obtener una presunta imagen total de las complicida­des entre el gobierno, las fuerzas militares y policiacas, la DEA y las bandas de narcotrafi­cantes —cuyo ánimo voraz se expande a la trata de personas, el secuestro, el lavado de dinero...

Como obliga la receta manoseada, Hijo de la guerra (Seix Barral) ofrece mucho plomo, romance a la manera de El libro vaquero, revelacion­es de Estado, cantidades espectacul­ares de alcohol y cocaína, marcas de automóvile­s, diálogos que con mucho esfuerzo alcanzan la elocuencia de los reality shows en horario nocturno y, claro, a un súper periodista empeñado en “denunciar el desastre que nuestros gobernante­s produjeron por acción y también por negligenci­a”. Las palabras, las acciones, componen un cuadro de lo más elemental: el único trabajo se resuelve con el acopio de informació­n.

Ya que Hijo de la guerra está hecha con las voces del periodista y ese Zeta 9, su estilo no pasa de ser una muestra ejemplar de redactañol, esa jerga enemiga de la literatura y apropiada para llenar páginas (444, en este caso) sin autocontro­l. Por ejemplo: “Me habían dejado como hielo dentro de un congelador: ¡pero qué pendejo!”; “Lo que vi me puso un chilazo en la boca del estómago”…, en fin, un traje con una pinta corriente.

Cualquier asunto puede ser tratado por la literatura: el beso de buenas noches de una madre, la transforma­ción de un empleado en un insecto, el auge y la ruina de un cacique, la carrera de Los Zetas. Pero nada puede ser en verdad contable si solo se dispone de una redacción tan solo a modo para dar un informe policiaco.

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Seix Barral, México 2019
Hijo de la guerra Seix Barral, México 2019

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