Milenio

“No sé alburear y si pierdo el piso, la vida me aterriza de hocico”

El actor revela que antes de salir a escena lo atrapa la ansiedad, no siente vergüenza de llorar y considera a su papá el más grande héroe; dice que al político que admiraba era Adolfo Aguilar Zínser

- JOSÉ LUIS MEDINA

Autocrític­o, disciplina­do y sin filtros, Héctor Suárez Gomís (1968) tiene claro que para él su papá es su más grande héroe, está consciente de que para alcanzar el éxito hay que fracasar varias veces y admite que no es bueno para la cocina.

Es crítico de sus colegas comediante­s, quienes “confunden ser chistoso s con el género de la comedia. El stand up no es un monólogo sino un diálogo, no es lo mismo contar chistes que compartir ideas, hacer observacio­nes de la vida y del comportami­ento humano”.

Para Héctor Suárez Gomís, “la comedia como género es algo serio y es más importante ser honesto que chistoso”. No siente pena al llorar: “es tan chingón como reír y hace años dejé de tener pena por atreverme a sentir”. Piensa que se enseña a darle la bienvenida solamente a las emociones que producen felicidad.

Si tu vida fuera una obra de teatro, ¿cómo se llamaría y en qué acto está?

Apenas se está escribiend­o y aún no tiene título... Será una tragicomed­ia en tres actos.

¿Te da miedo salir a escena? Me dan muchas ansias. Me gusta la adrenalina de no saber qué pasará con el público esa noche. Esa incógnita me apasiona, como me apasiona esa reacción inmediata de la gente. Para bien y para mal.

¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

Hace rato que mi hijo me envió un mensaje de voz diciéndome que me ama.

¿Cuál es tu remedio para el corazón roto?

Entender que sufrir es una elección y si tomas la decisión de sufrir, entonces hay que hacerlo con la misma pasión que se tiene a la hora de enamorarse.

¿Quién es ese amor que marcó tu vida?

Mis hijos Ximena y Pablo. Ellos son mis dos grandes amores. Simplement­e por existir, mi capacidad de amar se disparó al infinito y aún no lo asimilo.

¿Qué fracaso te impulsó a no rendirte?

He tenido muchos éxitos, pero ninguno ha llegado sin haberme caído y golpeado muchísimas veces. El fracaso es el camino para triunfar y tener éxito. Hay que sonreírle a los madrazos.

¿Con qué frase te gusta alburear a los demás?

No soy nada bueno para alburear, pero es muy curioso que siendo el mexicano tan macho y homofóbico, el juego del albur se base en puro “coqueteo” desmadroso entre hombres. ¿Has tenido actitudes machistas?

Sí, he caído en actitudes estúpidas. No me arrepiento, porque gracias a eso entendí que fui un imbécil y pude corregir.

¿Qué le dirías a los hombres que sienten temor a las mujeres que triunfan?

En realidad no tienen miedo de las mujeres triunfador­as, sino de sus propias limitacion­es.

Si fueras presidente, ¿cuál sería tu primera acción?

Creo que decir la neta de la situación tal y como es, sin exageracio­nes, sin querer quedar bien, sin insultar a los que no votaron por mí y sin dorarles la píldora a mis seguidores.

¿Admiras a algún político? Adolfo Aguilar Zínser me caía a toda madre. Me parecía un hombre honesto, echado pa’lante y muy culto.

¿Has tomado leche Liconsa? No, nunca la he tomado y no por “fifí”, sino porque soy intolerant­e a la lactosa desde hace 35 años y sé hacerme leche de almendras y de nueces de la India.

¿Has revisado el celular de tus parejas?

No, jamás, ni siquiera me atrevería a revisar el de mi hija, de 17 años, pero creo que a mí sí me lo revisaron una vez. Tenían demasiada informació­n.

¿Se puede ser feliz, feliz, feliz en México?

No, es imposible que una persona lo sea cuando se levanta a las 4 de la mañana y caminas muchas cuadras para subirse al primer camión que lo va a llevar adonde debe tomar el segundo, que lo llevará al tercer camión que lo deja cerca del trabajo; en el que pagan el mínimo y con eso apenas sobreviven él y su familia. El día que no se levanta, ese día no comen en su casa. Esta es la historia de más de 50 de millones de mexicanos. ¿Cómo chingaos se puede ser feliz, feliz, feliz, así?

¿En algún momento perdiste el suelo?

Sí, varias veces y la vida se encargó de hacerme aterrizar de hocico.

¿Qué música escuchas? Clásica, new age, pop, R&B, alternativ­a y rock.

¿Cómo te distraes de la rutina? Voy mucho al cine, leo, hago ejercicio y escribo mucho.

Si para salvar a México tuvieras que afiliarte al PRI, ¿lo harías? No podría pertenecer a un partido que se ha dedicado a romperle la madre al país. A México jamás lo salvará el PRI.

¿Quién es tu ejemplo a seguir? Sin lugar a dudas mi papá. Es y será siempre mi gran héroe.

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ESPECIAL “Si mi vida fuera una obra de teatro sería una tragicomed­ia”, afirma el hijo del octagenari­o histrión.
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¿Qué estás leyendo ahora? Mastermind, de Maria Konnikova, y Atomic habits, de James Clear.

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