Juntos por la paz
El combate a las adicciones constituye un componente fundamental para la reconstrucción del tejido social y, por ende, a la seguridad ciudadana. El martes 29 de octubre, el gobierno de México presentó los avances de la estrategia nacional contra las adicciones, la cual se articula en torno al programa Juntos por la Paz. Resulta acertado que el gobierno de México esté decidido a utilizar todos los recursos del Estado para combatir las adicciones. Lo que el gobierno de México propone a la sociedad es una estrategia integral que atienda el problema de las adicciones desde la perspectiva de la oferta y la demanda.
Está claro que deben fortalecerse los protocolos y acciones para combatir la oferta, el trasiego, la producción y la venta de sustancias adictivas. También está claro que esta parte de la estrategia tiene su propia lógica en los ámbitos de la seguridad y la inteligencia financiera. En lo que corresponde a la demanda, resulta fundamental considerar al bienestar como el mecanismo más efectivo de prevención contra las adicciones. Está comprobado que donde hay desigualdad social y marginación, se cultiva la violencia, la desintegración de los núcleos familiares y comunitarios.
La estrategia de prevención de adicciones se plantea desde una perspectiva amplia. Los programas de bienestar que el gobierno de México ha impulsado en materia de trabajo, como Jóvenes Construyendo el Futuro, educación, cultura, infraestructura y promoción al desarrollo comunitario, son un componente extraordinariamente importante en el mejoramiento de las condiciones de vida de la sociedad. A dichos programas tiene que agregarse la recuperación de espacios públicos. Por primera ocasión en más de tres décadas, desde el poder público se han dado pasos firmes en el combate a la desigualdad y dejar de criminalizar a la juventud o discriminar a los jóvenes con etiquetas como la de ninis.
Es un hecho que el consumo de sustancias psicoactivas ha crecido y aumentado más rápidamente en las mujeres, afectando de forma prioritaria a la juventud y la niñez. La estrategia nacional de prevención de adicciones hace énfasis en niños, niñas y jóvenes, con un enfoque de género. Se basa en acercar los servicios del Estado en los sitios donde viven las personas, por medio de cuatro ejes: educación, bienestar, cultura y comunicación.
De esta manera, los jóvenes tendrán opciones de trabajo, de deporte y de fortalecimiento de la autoestima, para que sean felices sin necesidad de recurrir a las drogas. No solo se trata de números y políticas públicas diseñadas desde oficinas burocráticas, sino también de solidaridad y humanismo. Se trata de confianza. Como lo dijo el Presidente: nunca más se les dará la espalda. Deben tener la seguridad de que no están solos y con esto evitar que tomen el camino de las conductas antisociales para que no apuesten por una felicidad efímera.
Tenemos la firme convicción de que puede hacerse un tipo de política diferente, donde prevalezcan los principios y la búsqueda del bien común. Nuestro propósito es hacer la buena política que haga posible la buena ley y políticas públicas que beneficien a la población.