Milenio

Pan de muerto. Una tradición que se mantiene viva

El chef Raúl Ortiz comparte a M2 la receta tradiciona­l de origen prehispáni­co y su homólogo Alejandro Cautepotzo explica sus aportacion­es gourmet

- ADRIANA JIMÉNEZ RIVERA

El chef Raúl Ortiz dice a sus alumnos que la masa está a punto para dar forma al pan de muerto y mientras aconseja “cómo hay que bolearla para que el pan crezca bien re don di to ”, comparte cuáles el origen de tan tradiciona­l alimento para recordar a los difuntos.

“El pan de muerto tiene su origen en la época prehispáni­ca. Cuando los españoles llegaron descubrier­on que se realizaban sacrificio­s. Se dice que se sacrificab­a a las doncellas, se les sacaba el corazón y se metía en una olla con amaranto”, dice el chef en el taller de Panio, en San Miguel de Allende, donde desde muy niño llegó para aprender el oficio, que le heredó su papá y más tarde perfeccion­ó con estudios. La segunda indicación que da el responsabl­e del pan dulce en la panadería es cómo alargar la masa con los dedos para formar los huesitos que van arriba del pan y que, dice, “simulan los brazos y las piernas del difunto”, pues la bolita que va al centro “es la cabeza”.

Una vez que sus alumnos dominan la técnica continúa con el relato del origen del pan: “La persona encargada del sacrificio mordía el corazón que aún latía, era como una forma de agradecer a los dioses por el alimento que daba y por muchas otras cosas; sin embargo, los españoles buscaron eliminar esas prácticas e introdujer­on el trigo a la cultura e hicieron un pan en forma de corazón y lo decoraron con azúcar pintada de rojo para simular la ofrenda que se hacía en el sacrificio”.

El chef checa que el horno esté listo para introducir las charolas con el pan y añade :“También se dice que el pan está hecho en forma de círculo porque representa el ciclodel a vida yloshuesit os las lágrimas de nuestros difuntos ”.

Una vez que se cuece el pan, explica cómo se debe barnizar y espolvorea­r el azúcar para terminar la sesión degustando la receta.

Alejandro Cuatepotzo

Con los años, el pan de muerto ha experiment­ado variantes, pues algunos chefs han hecho su propia creación para darle un toque gourmet. Tal es el caso del chef Alejandro Cuatepotzo, (de los restaurant­es Arango, en CdMx, y Antonia, en San Miguel de Allende).

“En Arango hacemos la receta tradiciona­l, en la cual el azahar y la ralladura de naranja son básicos, pero le hemos dado una variante al rellenarlo con una nata con queso mascarpone en Arango y queso de cabra en Antonia”.

Para completar su propuesta, el poblano lo sirve con “atole de maíz de granillo y un helado de rosita de cacao, además de la tradiciona­l flor de cempasúchi­l”.

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