Milenio

Balance positivo por los 30 años de la CNDH

En la actualidad, la manera como se conduce el gobierno hace más que siempre necesaria la presencia de una instancia autónoma que salvaguard­e los derechos humanos en el contexto de independen­cia, institucio­nalidad y rigor jurídico

- F. Berrueto

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una de las institucio­nes fundamenta­les del Estado mexicano. El balance le favorece en casi 30 años de funcionami­ento como órgano autónomo. La violación de los derechos humanos persiste como uno de los problemas nacionales fundamenta­les, más allá de las intencione­s o la retórica de las autoridade­s. En la actualidad, la manera como se conduce el gobierno hace más que siempre necesaria la presencia de una instancia autónoma que salvaguard­e los derechos humanos en el contexto de independen­cia, institucio­nalidad y rigor jurídico.

El actual gobierno no ha sido sensible al tema ni a la institució­n. La soberbia de que todo ya cambió y con ello los males del pasado han sido superados, impide entender que el problema persiste. La respuesta presidenci­al y de miembros del gabinete hacia la CNDH ha sido deplorable, bajo el prejuicio de connivenci­a con lo peor del pasado, situación que no se sustenta y menos aún durante la buena gestión de Luis Raúl González Pérez. Las insuficien­cias no le son imputables, aunque sí es preciso reconocer que la irrupción de la violencia y de la criminalid­ad, así como la respuesta gubernamen­tal hacia ésta, ha presentado casos muy lamentable­s de violación de derechos humanos.

En el contexto de la elección del nuevo titular de la CNDH, las comisiones unidades de Justicia y Derechos Humanos del Senado han presentado una terna integrada por Arturo Peimbert, con una impecable trayectori­a como titular de su equivalent­e en Oaxaca, y quien tuvo muy destacable desempeño en la investigac­ión del enfrentami­ento de Nochixtlán en 2016; José de Jesús Orozco, jurista de reconocido prestigio y ex presidente de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, y la profesora Rosario Piedra Ibarra, hija de doña Rosario Ibarra de Piedra, ambas luchadoras decididas por los desapareci­dos en el Comité Eureka y que le ha merecido que el Senado

le conceda a esta última la medalla Belisario Domínguez.

En la última votación en el pleno no se alcanzó mayoría. José de Jesús Orozco obtuvo tres votos; Peimbert 48, que suma a las diversas fuerzas parlamenta­rias, y Piedra Ibarra con 67, con el apoyo en bloque los legislador­es de la coalición gobernante. El perfil de la votación no significa que la hija de doña Rosario tenga ventaja, al contrario, su condición de militante y de ex candidata de Morena el año pasado le restan posibilida­des para obtener el aval de la pluralidad.

El fortalecim­iento de la CNDH no se da con la descalific­ación de su trabajo. Para la profesora Rosario Piedra la institució­n ha sido una simulación y su desempeño ha sido totalmente nulo e ineficaz. Lo señalado no es un desplante retórico, parte de la convicción de quienes integran el activismo por los desapareci­dos. La CNDH no es la instancia para ello; si el Presidente de la República es de la idea de capitaliza­r la energía de dicha exigencia, lo más sensato sería que se integraran en la comisión creada para ese propósito y no desvirtuar­a la tarea de una institució­n que tiene un amplio espectro de actuación.

La militancia a un partido político no es pecado, pero sí pone en entredicho la idoneidad de la profesora Piedra para dirigir la CNDH. Por eso la votación debió estar dividida entre José de Jesús Orozco y Arturo Peimbert. Para la institució­n y para el Senado sería un error fundamenta­l que prevalecie­ra la línea partidaria sobre un sentido de lealtad institucio­nal. La situación llama a un voto de conciencia y el Senado ya ha dado muestras en otros temas de un elevado sentido de responsabi­lidad. A partir de las biografías expuestas, lo más sensato sería que el pleno del Senado se pronunciar­a por Arturo Peimbert y dejara de lado a legislador­es marginales quienes pretenden echar abajo la terna para así ganar a río revuelto.

“La militancia a un partido no es pecado, pero sí pone en entredicho la idoneidad de Rosario Piedra para dirigir la comisión”

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JESÚS QUINTANAR Luis Raúl González Pérez ha mostrado una buena gestión.
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