Supervillanos
Es por lo menos curiosa una discusión intensa en la que todos los participantes tienen razón. Aunque algunos exhiben una cierta furia discursiva y otros un aire condescendiente, el debate está ahora en espera de mejores momentos. Un debate tan trivial como lo quieren ver algunos o tan complejo como es en realidad para muchos. Quienes manifestaron su entusiasmo por el Guasón están por supuesto excluidos de los alegatos que requieren más altura intelectual.
Resulta que Martin Scorsese, el prestigiado realizador estadunidense, alzó la voz hace unos días criticando airadamente a las cintas hollywoodenses de superhéroes. “No son películas, son parques temáticos”, dijo. A sus comentarios no tardaron en sumarse otros cineastas no menos brillantes: Francis Ford Coppola, Ken Loach, y actores notables como Al Pacino y Robert de Niro.
Loach ha sido tal vez el más enérgico en sus críticas a este tipo de cine. Ha dicho hace poco que estas películas son aburridas, “se crean como productos, como hamburguesas, y no se trata de comunicar o compartir nuestra imaginación, se trata de hacer una mercancía que genere ganancias para una gran empresa, son un ejercicio cínico de mercado y no tienen nada que ver con el arte del cine”.
El británico Loach tiene detrás, a sus 83, una trayectoria de rigor y excelencia. Coppola se ha ganado un lugar en el cielo por su obra maestra con la extraordinaria saga de El Padrino. Scorsese no es solo el autor de una larga fila de películas magistrales. Ha emprendido también desde hace tiempo un movimiento que llama la atención en la industria hollywoodense del cine y entre los responsables de archivos fílmicos en buena parte del mundo a propósito del correcto cuidado de las películas filmadas en color para evitar su deterioro y eventualmente su desaparición.
Por supuesto, las críticas de actores y realizadores no se refieren solamente a la tecnología aplicada en las cintas de superhéroes sino también a la ausencia de valores estéticos y artísticos. De hecho, con demasiada frecuencia el género solo ofrece el despliegue de tecnología a cambio de contenido.
Las respuestas a los comentarios críticos no se han hecho esperar y son en general más rabiosas. El neoyorquino Jon Favreau, autor de parte de las sagas de Los vengadores y de Iron Man, ha dejado ver una furiosa paciencia cuando ha expresado simplemente: Scorsese y Coppola son mis héroes y se han ganado el derecho a expresar sus opiniones.
Los que han dejado ver un poco más de enojo son los actores que han interpretado a los superhéroes y a los personajes de su vacío mundillo. Robert Downey, por ejemplo, los descalificó de entrada diciendo que sus palabras no tenían sentido. Samuel L. Jackson fue más agresivo cuando dijo que “las películas son películas, tampoco a todo el mundo le gustan sus trabajos”.
Habrá que ver quién tiene la última palabra.
Martin Scorsese alzó la voz criticando a las cintas hollywoodenses de superhéroes