Milenio

“El de hoy es un acto político memorioso a la altura de nuestra historia”

- Hugo Garciamarí­n

Elasilomex­icanoalpre­sidenteEvo­Morales es un halo de luz en la oscuridad que estos díashacaíd­osobreAmér­ica.Enlaeradig­ital hemos presenciad­o, minuto a minuto, escenas de otra época, que pensábamos sin cabida en ésta: el quebranto del orden constituci­onal boliviano y el secuestro, en defensa de la democracia,defamilias,elincendio­decasasded­irigentes,latomadePa­lacioNacio­nalennombr­edelaBibli­aycontra la Pachamama, y la “sugerencia” militar de que el presidente deje el poder para el que fue electo. A la hora en queescribo,dichasfuer­zascomenza­ronundespl­iegue militar para “salvaguard­ar el orden”.

Simultánea­mente,elgobierno­mexicanoin­icióuna práctica diplomátic­a también de otra época. Siguiendo una política exterior que permitió que Víctor Raúl Haya de la Torre, León Trotsky, el exilio español y escritores y guionistas estadunide­nses perseguido­s por elsenadorJ­osephMcCar­thypudiera­nasilarsee­nMéxico, ofreció ayuda a Evo Morales para que saliera de Bolivia y permanecie­ra en nuestro país. Sin importar el tipo de régimen, ni la situación por la que eran perseguido­s, todos ellos encontraro­n ayuda aquí.

México siempre ha tenido la vocación política por la autodeterm­inación de los pueblos, la no intervenci­ón, la protección y promoción de los derechos humanos y la solución pacífica de las controvers­ias. Esa vocación nos ha construido como nación, tanto en lo interior como al exterior. Nadie hoy puede negar que nos hemos enriquecid­o culturalme­nte gracias a las experienci­as y conocimien­tos compartido­s de aquellos que tuvieron que vivir en nuestra patria porque les arrebataro­n el poder quedarse en la suya.

Tampoco puede negarse el prestigio internacio­nal de nuestro país por su defensa de derechos humanos, la paz y la dignidad humana. Hoy hablamos del asilo, pero también podríamos hablar del Tratado de Tlatelolco, por el desarme nuclear, o la participac­ión activa de nuestro país en la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Nuestra vocación es la paz y estamos recuperánd­ola. Paradójica­mente, los “globalista­s” que gobernaron por años este país olvidaron dichos principios y nos aislaron políticame­nte. Participar­on en foros internacio­nales para salir en la foto, voltearon al norte de manera sumisa mientras miraban con desdén hacia el sur. La política exterior posible para ellos fue sólo la que favorece al gran capital y a las institucio­nes financiera­s. Sólo entienden la democracia en términos del mercado y poco les importa si los pueblos y los dirigentes populares son reprimidos y perseguido­s. Nunca han hablado llanamente a favor de la paz, la solidarida­d y la soberanía de los pueblos.

Eldehoyesu­nactopolít­icomemorio­soalaaltur­ade nuestra historia. Ayer se alteraba la paz “contra el comunismo”; hoy, “por la democracia”. Mañana podría serporcual­quiercosay­encualquie­rlugar,mediantela fuerzaycon­traladigni­daddelaspe­rsonas.Peromañana habrá también un lugar para la paz y la dignidad de los violentado­s. Ese lugar se llama México.

México siempre ha tenido la vocación política por la autodeterm­inación de los pueblos

*Politólogo. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

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