Milenio

El elefante volteó a vernos dos veces

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Pocas veces hemos visto a un gobierno de México tan presiona do por el presidente de Estados Unidos, y tan aquiescent­e a sus exigencias, como el que vemos hoy, es decir, el que hemos visto desde que la amenaza de imponer aranceles a México obligó a nuestro gobierno a cambiar su política hacia la migración centroamer­icana.

La posición de México pasó de ofrecer una bienvenida fraterna a los mi grant esa desplegar la Guardia Nacional para hacer tangible la nueva política de No pasarán.

La batalla de Culiacán y el multihomic­idio de la familia LeBarón escalaron la presión estadunide­nse, ya no solo del presidente Trump, también de los medios y el Congreso, hacia una nueva era de exigencias de seguridad en México, y una nueva era de“soluciones” venidas de allá, entre las que se ha mencionado una intervenci­ón militar limitada.

La respuesta mexicana parece en redada en sus propias debilidade­s.

No pudo jugar con fuerza frente a la amenaza del alza arancelari­a, porque la economía estaba tan débil entonces que el solo anuncio de Trump habría roto los precarios equilibrio­s financiero­s y cambiarios.

No ha podido responder con fuerza a las alarmas-amenazas estadunide­nses ante la insegurida­d, porque simplement­e no tiene resultados que ofrecer: ni para castigar la derrota de Culiacán, lo cual implicaría golpear al cártel de Sinaloa, ni para resolver el multihomic­idio de los

No ha podido responders­e con fuerza a amenazas de EU

LeBarón, lo cual implicaría capacidad de investigac­ión y control territoria­l sobre una zona geográfica endemoniad­amente extensa y complicada, intervenid­a por el crimen.

El gobierno no tiene respuestas a los hechos que han hecho reaparecer la cantaleta del Estado fallido. Tampoco tiene una estrategia de seguridad convincent­e que ofrecer, lo cual suma a sus debilidade­s tácticas la debilidad estratégic­a.

El costo de la presión estadunide­nse ha sido alto para el gobierno de López Obrador y lo seguirá siendo.

La aprobación esperada del T-MEC en las semanas que corren podría ser un gran alivio. Pero el horizonte de la campaña electoral de Trump, con México como una de sus piñatas discursiva­s favoritas, no augura nada bueno.

Una vez más, estamos durmiendo con el elefante, y el elefante está inquieto, porque hemos llamado su atención dos veces en un año, y ha volteado a vernos y al voltearse...

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