“Las aclaraciones de Sheinbaum y su policía sobre Ingrid”
Hace una semana escribí sobre la desprotección en la que se encuentra la policía de la Ciudad de México. Ofrecí una segunda entrega para continuar dando voz a las y los elementos policiacos que día a día salen a trabajar en complicadas condiciones laborales y de seguridad a las calles de la capital. Sin embargo, hoy vale la pena detenerse en otro extremo en torno al análisis de la policía capitalina: su actuar durante el procesamiento de la escena y el presunto feminicida del caso de Ingrid Escamilla. Efectivamente, no se puede generalizar a toda la policía, pero lo que sucedió este domingo resulta a todas luces inadmisible.
Primero, el video difundido en el que aparece el feminicida narrando su versión (detestable) sobre la forma en que asesinó a Ingrid, está claramente filmado a bordo de una patrulla y el interrogatorio a cargo de un policía de la Ciudad de México. Aquí cabe decir que la policía no tiene carácter de autoridad ministerial, dentro de su formación como policías tampoco se encuentra contemplado el interrogar imputados, filmarlos y difundir el material.
El martes 11, el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México “aclaró” que los videos filtrados no son propiedad de la policía. Resulta poco creíble esta afirmación, pues está filmado dentro de la patrulla. Una autoridad como el titular de la Policía no puede, en un caso como este, salir a negar lo evidente.
Segundo, entre las imágenes que aparecieron en periódicos se encuentra una toma fotográfica del interior de la casa donde Ingrid fue asesinada y donde la policía habría encontrado al feminicida con el cuerpo. Aquí hay varias posibilidades, pero en todas está involucrada la autoridad policiaca o la autoridad ministerial: las fotos pudieron ser tomadas por los mismos policías que brindaban seguridad perimetral y a su vez ellos mismos pudieron haberlas filtrado; las fotos pueden formar parte del archivo del equipo de periciales en fotografía forense y a su vez ellos mismos pudieron haberlas compartido; las fotos pudieron ser tomadas por los mismos fotoperiodistas que se presentaron al lugar y aquí surgen otras dos preguntas 1) ¿quién les avisó? y 2) ¿quién los dejó pasar sin restricción alguna al interior de la casa?
La jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum tuiteó sobre los hechos y escribió una frase que, aunque parezca sencilla y sin importancia, no debemos dejar pasar: “La SSC detuvo al presunto responsable”. La jefa de Gobierno debe entender que hacer bien las cosas no se resume a detener a una persona (y que eso puede salir a presumirse como un logro), si esa detención significaba —al menos— la presunción de que no iba a haber impunidad, el conocer el actuar de la policía significa conocer la poca importancia que las autoridades dan a temas que deben manejarse con diligencia.
Hoy más que nunca los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la sociedad. No solo reflejan lo que sucede, sino que influyen en la realidad: replicar imágenes, nombres de víctimas, direcciones, etc. Participan en el juego de banalidad con la que las autoridades manejan un caso tan terrible e indignante como el de Ingrid.
No se puede generalizar, pero lo que sucedió a Ingrid resulta a todas luces inadmisible