Mexicanos seducidos por el capitalismo
Millones de mexicanos han emigrado a los Estados Unidos. Las primeras preguntas serían, entonces: ¿cómo es allá? ¿Qué tal están las cosas? ¿Qué tiene ese país? ¿Por qué les resulta tan atractivo? ¿Por qué abandonan el terruño y afrontan, las más de las veces, las azarosas circunstancias de un viaje clandestino para entrar ilegalmente en una nación extraña?
Pues, comencemos por examinar el modelo económico que han instaurado nuestros vecinos: es un sistema capitalista, para empezar. Muy regulado, es cierto, y con tintes de Estado benefactor, a pesar de todos los pesares, porque ha establecido mecanismos para atender a los sectores más desfavorecidos de la población. Pero nadie habla, en aquellos pagos, de repartir propositiva e intencionadamente la riqueza que han generado los individuos productivos y hay un respeto casi sagrado por la propiedad privada al punto de que, en algunos estados de la Unión, un ciudadano puede dispararle con un arma al ladrón que intenta introducirse en la casa de su vecino sin afrontar consecuencias legales. Se promueve la libre empresa, se impulsa la competitividad y se premia culturalmente el esfuerzo como una manifestación del espíritu empresarial. No se castiga el éxito ni los millonarios son satanizados porque, o ojos de los demás, los caudales que han logrado obtener no resultan necesariamente de contubernios con el poder político ni son un infamante signo de corrupción sino que se atribuyen a méritos personales y a la capacidad del emprendedor para innovar. Impera además un sistema judicial muy estricto –tal vez demasiado severo, en oposición al resto de los países democráticos de Occidente, sobre todo en lo que se refiere a una población carcelaria que supera los dos millones de personas y que es la más numerosa del mundo, tanto en términos absolutos como porcentuales— que otorga absolutas certezas jurídicas a los inversores y que garantiza la debida aplicación de las leyes. Ah, y algo que no tiene que ver directamente con los negocios ni con el lucro: Estados Unidos es el país que más gasta en cultura por habitante.
Ahí, en esa nación, es donde se han afincado, lo repito, millones de nuestros compatriotas. ¿No creen en el estatismo ni en las nacionalizaciones? Qué caray…
En EU no se castiga el éxito ni los millonarios son satanizados