Milenio

Mujeres: así se pierden las batallas

- SUSANA MOSCATEL susana.moscatel@milenio.com

Le yendo el mensaje que la actriz y activista RoseMcGowa­n puso contra Natalie Portman por usar una capa con los nombres de las directoras que NO fueron nominadas este año en el Oscar, no puedo dejar de sentir tristeza. Es cierto, Harvey Weinstein está en pleno juicio y eso se debe al valor de muchas de las mujeres quienes sí sufrieron su agresión sexual, veto y en general abuso de niveles horríficos. Es correcto que Rose esté enojada, es correcto que se considere valiente, como dice el título de su libro. Pero pelear con quien es solidaria con la causa no ayuda en nada. Todo lo contrario, es la más básica de las premisas de guerra: divide y vencerás. Lo peor es que aquí no es el enemigo el que está dividiendo.

Natalie Portman no es una actriz famosa y exitosa porquese lo hayan regalado. Talvez fue de las afortunada s que tuvo la oportunida­d de salir adelante con sus méritos, talento, incansable trabajo, educación del más alto nivel y, sí, belleza. ¿Eso la excluye de la batalla? ¿Debería no ser solidaría y quedarse en silencio? A ver, usar una capa que manda un mensaje al mundo entero en la alfombra roja (aún) más vista del mundo respecto a la disparidad de mujeres en posiciones de poder, en este caso dirección, no es una forma de lucirse. Es un mensaje que va a llegar simplement­e por la naturaleza de como fue hecho. No es ponerse sobre las mujeres que sí lo han sufrido, es apoyarlas. ¿Cuál es el problema?

Rose insiste en su tuit que no quieren ese tipo de activismo. Que Portman ha trabajado con dos directoras nada más y que una de ellas fue ella misma. ¡Wow! ¿Nos estamos quejando porque no hay mujeres directoras y atacamos a una que tuvo la posibilida­d y la fuerza no solo de convertirs­e en una, sino de manifestar su sentir al respecto?

Traigo todo esto a colación no porque quiera seguir en esa alfombra roja, sino porque es un gran ejemplo de cómo nos damos solas en la torre. No es algo femenino, es completame­nte humano. Pero competir para ver quién protagoniz­a la causa más trágica no va a acabar con la violencia.

Y eso es en el cine. Regresemos a casa. Regresemos a México donde hay quien no entiende que SÍ nos están matando por ser mujeres y quiere que deje de tipificars­e de esa manera el delito. Pero cuando queremos organizar nos, las causas suelen ser secuestrad­as por ego sajen oso peor aun, intereses externos al simple deseo de vivir en un lugar donde no nos lastimen, vio len y maten impunement­e. Así es como se pierden las batallas y Hollywood nos acaba de dar una muestra de ello. Viene una marcha en la que la convocator­ia dice específica­mente que NO se trata de ninguna militancia específica, sin etiquetas, partidos políticos o intereses más allá que justicia y seguridad para nosotras. Ojalá seamos capaces esta vez de concentrar­nos en eso y ver que una nota como la de Rose McGowan contra Natalie Portman, es tan absurda, que nunca querremos repetir esos patrones nunca más. Unámonos, no lo contrario.

Competir para ver quién protagoniz­a la causa más trágica no va a acabar con la violencia

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