A desinflar el globo
La amarrada compra de los derechos futbolísticos del Inter de Miami (nueva franquicia de la MLS), del mediocampista de los Rayados, Rodolfo Pizarro, amenaza con balconear procedimientos administrativos y legales que no parecen nada apegados a la legalidad.
Pero las autoridades gubernamentales que debieran estar atentas a ello, ligadas por supuesto a la Secretaría de Hacienda o al mismo Sistema de Administración Tributaria o a la muy reconocida ahora Unidad de Inteligencia Financiera (que dirige Santiago Nieto), parecen no tomar nota al respecto.
Me refiero a un punto que ya han observado varios analistas más: el tipo de contrato al que se somete la relación entre futbolistas y empresas propietarias de los equipos de futbol... eso como enfoque principal, pero como líneas secundarias hay que reparar en las cláusulas de rescisión de esos contratos, en el pago de impuestos, en los recursos legaloides que permiten registrar ante la Federación Mexicana de Futbol un texto y ante la ley otro...
Se llegó a manejar que si Pizarro no podía irse al Inter de Miami es porque el equipo mexicano pretendía que el club estadunidense se hiciera cargo del pago de impuestos que le correspondería a los regiomontanos.
Creo que sin ánimo de asegurar o afirmar algo que no es posible comprobar, pues la información dura del futbol no trasciende a un campo público, es una gran oportunidad la que tienen todos los actores de esta trama, para transparentar y ordenar los procedimientos legales y administrativos que los rigen.
Que el futbol profesional mexicano se quite ya la imagen de ser una instancia que genera favoritismos gubernamentales tendría que ser un claro objetivo de todos.
Quizá sea también la oportunidad de darle una dimensión real, y no inflada, a este negocio. Quizá el futbol mexicano no está para pagar los enormes sueldos que ahora se pagan, ni para que tantos se beneficien por abajo de la mesa.
Quizá sea la oportunidad de darle una dimensión real a este negocio