La raíz, amor y sexo: la llama doble
Periodista
“El amor mezcla la tierra con el cielo: es la gran subversión” O. Paz
Amamos a un ser mortal como si fuese inmortal, nos asegura Paz, en un maravilloso libro, donde el poeta desglosa los símbolos y significaciones que tiene el erotismo y el amor: “La llama doble de la vida”. La cultura que todo lo impregna no es ajena al amor, nuestro lenguaje y nuestras configuraciones culturales lo definen, no obstante, este sentimiento universal, parece comportarse de la misma forma en nuestras distintas civilizaciones, la fertilidad y el placer son un ente global.
El poeta mexicano Premio Nobel de Literatura (1990) no duda en definir el amor como un oxímoron tácito, prístino y explícito. Veamos. “El amor es un nudo en el que se atan, indisolublemente, destino y libertad. El amor es caída y vuelo, elección y sumisión”. Paradoja total, pero aún hay más. “Uno de los fines del erotismo es domar al sexo e insertarlo en la sociedad (quizá de ahí el nombre [‘Erotika’] de la popular tienda de juguetes sexuales) sin sexo no hay sociedad pues no hay procreación; pero el sexo también amenaza a la sociedad. Como el dios Pan, es creación y destrucción”.
Si lo anterior pareciera menor, el poeta argumenta que “el verdadero amor consiste precisamente en la transformación del apetito de posesión en entrega”, para acercarse al ser amado, uno lleva la rendición en las manos. Te amo, entonces me doy, me regalo. De ahí a la obsesión erótica que Fernando del Paso, retrató magistralmente en su bellísima obra “Palinuro de México”, justo cuando Palinuro dice de Estefanía, su inagotable amor:
“Lo hacíamos espontáneamente. Pero, sobre todo, hacíamos el amor diariamente. O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por último, los domingos hacíamos el amor religiosamente. O bien hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso”.
Todo amor es eucaristía afirma Paz en La llama doble. Pero ¿por qué se concentra tanta energía en un solo acto? Aquí una aproximación sublime: el acto en el que culmina la experiencia erótica, el orgasmo, es indecible. Es una sensación que pasa de la extrema tensión al más completo abandono y de la concentración fija al olvido de sí; reunión de los opuestos, durante un segundo: la afirmación del yo y su disolución, la subida y la caída, el allá y el aquí, el tiempo y el notiempo. La experiencia mística es igualmente indecible: instantánea fusión de los opuestos, la tensión y la distensión, la afirmación y la negación, el estar fuera de sí y el reunirse con uno mismo en el seno de una naturaleza reconciliada.
Pareciera que el 14 de febrero es un día típicamente comercial, para elevar el gasto después de cuesta de enero y quizá sí, pero no podemos pasar por alto que, al mismo tiempo volvemos a la raíz de nuestra civilización, el sexo, el amor, el erotismo: la fertilidad.
Ayer y hoy. Conaliteg
Un 12 de febrero, pero de 1959 se creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), entonces era secretario de Educación Pública, el poeta y diplomático Jaime Torres Bodet, quien encargó la tarea de crear esta insigne institución al escritor Martín Luis Guzmán a quien recordamos por libros como EL águila y la serpiente o La sombra del caudillo. Actualmente, México, a través de la Conaliteg, se ha encargado de editar libros para más de 25 millones de niños y niñas que, actualmente cursan algún grado de la Educación Básica. El tema no es menor, con el trabajo que realiza la Conaliteg, se puede afirmar de modo categórico que, en nuestro país, el principal editor de libros es el Estado.
Altamirano
Un día como hoy, 13 de febrero, pero de 1893 falleció en San Remo, Italia, el escritor, político, periodista y militar Ignacio Manuel Altamirano. Vivió una infancia muy humilde en Tixtla, Guerrero, aprendió a hablar y a escribir en español casi a los 15 años, su lengua natal fue el náhuatl, pero después entendería perfectamente la literatura alemana y francesa en su lengua original; fue considerado héroe durante la intervención francesa, acostumbraba la correspondencia con escritores como José Martí y Víctor Hugo. Pionero del periodismo cultural, su novela El Zarco, es simplemente imperdible, es algo así como “El chapo” del siglo XIX.