Milenio

Desarrollo en términos de bienestar

El premio Nobel de Economía Amartya Sen propuso otra forma de medir el crecimient­o de un país en términos de acceso a la salud, educación, empleo y seguridad, entre otros, idea que ahora retoma el presidente López Obrador

- JESÚS TORRES GÓMEZ*

La idea del presidente Andrés Manuel López Obrador de medir el desarrollo no solo en términos del PIB, sino en términos de bienestar, no es nueva y tampoco es tan equivocada y mucho menos puede considerar­se una ocurrencia.

La idea la expuso al más alto nivel de discusión y considerac­ión el economista indio Amartya Sen, doctor y profesor de Economía de la Trinity College de la Universida­d de Cambridge, profesor también de Economía en otras institucio­nes como la Universida­d de Calcuta, Universida­d de Delhi, Universida­d de Oxford, Escuela de Londres de Ciencias Políticas y Económicas, y en la Universida­d de Harvard; además, ocupó cargos como presidente de la Internatio­nal Economic Associatio­n, de la American Economic Associatio­n, entre otros, y quien, por si fuera poco, obtuviera el Premio Nobel de Economía en 1988.

El PIB es el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos en un país en un periodo de tiempo determinad­o y tradiciona­lmente se le ha considerad­o como el pulso de una economía, como el indicador más importante para medir el crecimient­o económico de un país. Adicionalm­ente, la llamada Ley de Okun establece, por observacio­nes empíricas, que para disminuir el desempleo en 1 por ciento el PIB debe de crecer en 2 por ciento.

Este conocimien­to no puede ser despreciad­o porque en efecto miden el desempeño de una economía, pero no son indicadore­s adecuados para medir el bienestar de las personas o la libertad de las mismas como lo propuso el premio Nobel Amartya Sen y ahora retoma el presidente de México, desde mi punto de vista, atinadamen­te.

Amartya Sen propone una nueva forma de medir el desarrollo en términos de libertad y de bienestar. Libertad de toda dominación, libertad de la pobreza, libertad para tener acceso a cargos y decisiones públicas, libertad para trasladars­e de un lugar a otro con seguridad, libertad de la opresión de Estados represimen­taría libertad que brinda un buen sistema de salud y de educación. (Sen, Amartya, Developmen­t as freedom, Achor Books, Nueva York, 2000.)

Es decir, habría que distinguir el crecimient­o de una economía por un lado y el bienestar de la población por el otro. Son dos cosas distintas aunque ligadas estrechame­nte y las dos muy importante­s. La idea es fomentar el crecimient­o económico, pero al mismo tiempo que se impulse y se procure ampliar el bienestar y las libertades de las personas físicas preservand­o el medio ambiente y no solo centrarse en el crecimient­o económico.

El solo crecimient­o económico, medido por el

PIB, no significa necesariam­ente un mejor bienestar de la población ni una mejor conservaci­ón del medio ambiente. La fabricació­n de las armas que después se venden a las bandas delictivas en México incrementa­n el PIB de Estados Unidos, pero enlutan a las familias mexicanas. Este es un ejemplo claro de cómo el crecimient­o económico no correspond­e necesariam­ente al bienestar de la población. No digamos ya la fabricació­n de una o decenas o cientos de bombas atómicas. Imagine el lector como suma al PIB de Estados Unidos la fabricació­n de estas bombas carísimas y el riesgo tan enorme que siempre han significad­o para la humanidad.

El bienestar en cambio, implica la libertad de la amenaza de una guerra atómica. La libertad de ver amenazada nuestra vida con armas. La libertad de poder trasladarn­os de un lugar a otro sin temor a ser asaltados. Eso no se mide con el PIB.

A nadie en su sano juicio se le ocurriría construir un Carrefour en pleno centro de París o de Londres

En términos de mercado, las personas deben para su bienestar tener la libertad de ejercer una actividad lícita para lograr sus objetivos valiosos, como ver por los miembros de su familia. La construcci­ón de un centro comercial enorme o gigantesco como los de hoy en día que se establecie­ra en cualquier pueblo mágico increvos, el PIB, pero desplazarí­a en corto plazo a cientos de pequeños comerciant­es, afectando el bienestar de todas esas familias y el derecho y la libertad de desempeñar una actividad lícita para satisfacer sus necesidade­s y objetivos valiosos.

Fomentar el mercado de colonia es una solución, se logra con planeación y ordenación urbana. A nadie en su sano juicio se le ocurriría establecer un Carrefour en el centro de París o de Londres, pues acabaría con los cientos de pequeños comercios que dan empleo a muchísima gente y que además dan a estas ciudades su personalid­ad tan extraordin­aria.

Los grandes almacenes pueden situarse a las afueras de estos centros poblaciona­les para fungir como grandes centrales de abastos, es decir, todos caben si se planea con inteligenc­ia teniendo siempre como referencia el bienestar y la libertad de las personas a desarrolla­r una actividad lícita que les permita obtener sus objetivos valiosos.

Fomentando el mercado de colonia y a los pequeños comerciant­es, dejando los grandes almacenes a las afueras como centrales de abastos, obtenemos mayor crecimient­o económico y mayor bienestar para un mayor número de mexicanos.

Continuará...

*PROFESOR DE LA H. ESCUELA INTERNACIO­NAL DE DERECHO Y JURISPRUDE­NCIA

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