Milenio

El llamado a la justicia

A raíz del cambio constituci­onal diseñado para consolidar su autonomía, la Corte ha adquirido relieve y sus integrante­s han estado a la altura del momento del país; sin embargo, el sistema de justicia requiere una transforma­ción profunda, a partir de las

- LIÉBANO SÁENZ @liebano

De siempre, el sistema de justicia ha sido lo mejor del régimen institucio­nal. Aunque ha habido momentos difíciles para todo el país y también para la judicatura, hay generacion­es de jueces, magistrado­s y ministros que con denuedo han aportado a la justicia y al bien de la nación. Para nuestra democracia y para el Poder Judicial, el momento más significat­ivo fue la reforma que se promulgó los primeros días de 1995. A un presidente economista y demócrata le quedó claro entonces que mejorar a México requería la independen­cia plena de la Corte del Poder Ejecutivo.

A raíz de aquel cambio constituci­onal diseñado para consolidar su autonomía, la Corte ha adquirido relieve y sus integrante­s han estado a la altura del momento del país. Sin embargo, el sistema de justicia requiere una transforma­ción profunda, a partir de las sólidas bases que existen. Un tema de la mayor prioridad es aproximar la justicia al ciudadano, en especial a quienes no tienen la condición económica o social para acceder con facilidad a ella. Una justicia lejana a las personas es casi lo mismo que inexistent­e.

El país ha logrado en las últimas décadas realizacio­nes significat­ivas. Llegar a la normalidad democrátic­a fue un proceso largo, que tuvo lugar con el esfuerzo de muchos, mediante un ejercicio de aproximaci­ón institucio­nal que promovió múltiples reformas, no todas virtuosas, pero sí consistent­es al objetivo de mejorar la democracia representa­tiva. En estos tiempos de falta de aprecio al pasado, es preciso reconocer lo mucho bueno que hay para no dar saltos al vacío y así tener sentido de ruta y destino. Como tal, la Corte vive su mejor momento, aunque el sistema de justicia llama por una reforma de fondo y trascenden­te.

El que el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Arturo Zaldívar, ante el jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, presente su propuesta de reforma de justicia y éste la haga propia, es un hecho inédito y que va mucho más allá de las buenas formas republican­as. Bien pudo ser el Presidente, en su condición de jefe de Estado, promotor, autor y presentado­r de la propuesta. En su lugar es el presidente de la Corte, responsabl­e de la preparació­n del proyecto, quien ha trabajado de manera estrecha con el consejero jurídico del Presidente, Julio Scherer Ibarra. Un ejemplo encomiable de la colaboraci­ón de poderes y que disipa muchas preocupaci­ones en torno a un cambio de tal naturaleza.

Correspond­e ahora al Poder Legislativ­o y en su caso al Constituye­nte Permanente, dar los pasos para que la propuesta pase a la condición de norma, de iniciativa a ley, y sea realidad lo que propone el ministro Arturo Zaldívar: un poder judicial más fuerte, independie­nte y más cercano a la gente, que imparta justicia para todas las personas con estándares de excelencia y honestidad.

En el estudio y análisis de la iniciativa, son muchos los aspectos que deberán abordarse y discutirse. En mi perspectiv­a, dentro de lo mucho positivo, adquiere primer lugar la revolución al sistema de jurisprude­ncia a efecto de que la fuerza de los precedente­s no sea la reiteració­n, sino el voto de la Sala o del Pleno con mayoría calificada. De esta manera todas las sentencias serán relevantes, lo que obliga, como se ha señalado, a un nuevo tratamient­o en las resolucion­es materia de tesis, criterio jurídico y argumentac­ión de la decisión. De esta forma se fortalece la Corte como garante de la constituci­onalidad.

Otro aspecto que destacar es la creación de la Escuela Federal de Formación Judicial a manera de promover y garantizar la calidad de la carrera judicial. La idea es formar jueces y también llevar a cabo los concursos de oposición para todos los cargos. De inicio se propone que el Poder Judicial pueda celebrar acuerdos con los de las entidades, a manera de que la Escuela pueda asistirles en la capacitaci­ón, formación y promoción de sus integrante­s. Este es un tema relevante como puede advertirse en los problemas que enfrenta el Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México. La carrera judicial al ser determinan­te, no puede ser la única vía para acceder a los niveles superiores de la Corte o del Consejo de la Judicatura. La experienci­a de más de 20 años revela que la inclusión de ministros provenient­es del servicio público, la academia o el ejercicio profesiona­l privado ha sido en casi todos los casos un significad­o acierto.

El planteamie­nto de fortalecer al defensor público es también tan necesario como urgente, ya que es el único medio para que la inmensa mayoría de las personas puedan tener una representa­ción ante la justicia. Este tema es medular para un acceso a la justicia de calidad que exigen y merecen los mexicanos. La indefensió­n de los más pobres resulta de la dificultad para contar con una buena defensa y es en sí misma un acto de grave injusticia. La trascenden­cia de las reformas en puerta son una nueva oportunida­d de materializ­ar un viejo anhelo colectivo, el de contar con una justicia profesiona­l, no solo pronta y expedita, sino que llegue a las personas.

Zaldívar propone un Poder Judicial más cercano a la gente, con estándares de excelencia

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OCTAVIO HOYOS El titular de la SCJN trabaja con Presidenci­a su proyecto.
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