Estuvo cerca del ridículo
Cruz Azul estuvo muy cerca del ridículo. Es más, llegó al minuto 90 perdiendo ante el desconocido Portmore United de Jamaica, y el tiempo añadido lo salvó.
Sí, porque al 90’+5 Lucas Passerini, con rebote incluido, logró el empate, y cuatro minutos después Jonathan Rodríguez le dio la vuelta al partido con el 2-1 definitivo. Muy sufrido para La Máquina.
Y es que el equipo de Robert Dante Siboldi careció de contundencia; bien pudo ganar el juego de manera cómoda y holgada, pero se complicó solo; ahora, la próxima semana le tocará cerrar en el Azteca esta llave con la obligación de plasmar su superioridad y anotar su nombre entre los ocho equipos que quedan en cuartos de final.
Momento de experimentar
Con el comienzo de la actividad de la Concachampions para los clubes mexicanos, Robert Dante Siboldi encontró el momento preciso para rotar su plantilla; hay que recordar que en la Liga ha mantenido una base en los últimos cuatro partidos, introduciendo solo un movimiento por la lesión de Igor Lichnovsky, así que ahora aprovechó la visita al Portmore para ver a sus demás elementos, en especial a sus refuerzos de este semestre.
Fue así que Siboldi mandó un once mezclado con las novedades de Sebastián Jurado en la portería, Pablo Ceppelini en la media cancha, y Jonathan Borja, Álex Castro y Lucas Passerini en la delantera.
Y La Máquina tuvo el dominio del partido, con Borja y Orbelín Pineda como principales generadores de juego; el mexicano tuvo la primera aproximación con un tiro que el portero Foster desvió y luego el ecuatoriano habilitó a Passerini para que estrellara un remate en la humanidad del cancerbero y luego el contrarremate en el travesaño.
Pero Cruz Azul lucía tranquilo, haciendo su juego, a sabiendas que pronto se adelantaría en el marcador; sin embargo, el guión cambió radicalmente en el segundo tiempo, cuando al 74’ en un saque de banda Smith sacó un disparo que rozó a un zaguero y clareó a Sebastián Jurado. 1-0 ante la sorpresa de todo el mundo, incluido Usain Bolt que estaba en el estadio.
Parecía que la sorpresa se sellaría, pero en el eterno tiempo de compensación, La Máquina evitó el ridículo con los goles de Passerini y Rodríguez. Un susto que debe enseñarle algo.