“Ganadería industrial, el peor crimen de la historia”
Hace tres semanas, el gobierno de Francia anunció que, a partir de 2021, estará prohibida la eliminación masiva de pollos machos en las granjas de Francia. Alrededor de 7 mil millones de pollos machos son eliminados todos los años, al nacer, porque son inútiles desde un punto de vista económico. Muchos son enterrados vivos, otros son gaseados, unos más son electrocutados, algunos son asfixiados en bolsas de plástico. La práctica de eliminarlos causaba ya un fuerte rechazo en la sociedad. Al anunciar la noticia, el ministro de Agricultura manifestó la esperanza de que pronto sea descubierto un método para determinar el género del embrión en el huevo.
Hace tres meses, la ciudad de Nueva York aprobó por amplia mayoría una ley que prohíbe, a partir de 2022, la venta de foie gras en sus tiendas y sus restaurantes. Todos los años, decenas de millones de patos son sometidos a una tortura para poder producir foie gras: los animales son encerrados en jaulas, donde son inmovilizados y alimentados contra su voluntad con un tubo de metal de 30 centímetros que es introducido en su esófago, por el que son forzados a engullir kilos y kilos de maíz todos los días. Mueren tras dos semanas de suplicio, con sus hígados destrozados convertidos en foie gras.
La ganadería industrial es la fuente de sufrimiento más grande del mundo. El caso de las terneras es conocido. Las terneras, al nacer, son separadas inmediatamente de sus madres y colocadas en unas jaulas diminutas, en las que, aisladas de las demás terneras, pasarán su vida entera. Como todos los mamíferos, las terneras necesitan a sus madres al nacer, necesitan tener contacto con otras terneras. En las granjas industriales no se les permite ni siquiera caminar, para que no fortalezcan sus músculos, pues así su carne es más suave. Al cumplir cuatro meses de vida, caminan por primera vez para salir al matadero.
No estamos hablando de un puñado de animales que sufren por causa nuestra. Al contrario. Todos los años, decenas de miles de millones de animales de granja, la inmensa mayoría de los animales que viven en el planeta, mueren en sitios rodeados de muros y rejas que parecen, y son, campos de exterminio. Sabemos que sufren horriblemente. La ciencia ha demostrado, fuera de toda duda, que los animales de granja tienen intricadas relaciones sociales y sofisticados rasgos psicológicos: conocen el dolor, el miedo y la soledad, y son como nosotros capaces de sentir el sufrimiento y la felicidad. Por eso su destino es un asunto ético de la mayor importancia. Son animales que, desde el punto de vista de los sentimientos, viven en igualdad de circunstancias a nosotros. No tenemos derecho de ser indiferentes a su suerte.
Yuval Noah Harari, el autor del gran libro De animales a dioses, escribió sobre todo esto en un artículo que publicó The Guardian en 2015.
Tomo estas reflexiones de su artículo, con el deseo de propiciar concluyóHarari,“estalvezelpeorcrimendelahistoria”._ un cambio en cada uno de nosotros. Si tomamos concienciadeldañoqueprovocamos,yactuamosenconsecuencia, el daño será menor. No hace falta ir a un rastro para saber que somos causa de mucho sufrimiento. “El trato que se da en las granjas industriales a los animales domesticados”,
La ganadería industrial es la fuente de sufrimiento más grande del mundo