Humboldt, espía de Jefferson sobre México
Thomas Jefferson es quizá el presidente más ilustre de Estados Unidos (18011809). “No puedo vivir sin libros”, escribió en una carta dirigida a su antecesor, John Adams.
Ávido lector, Jefferson estuvo siempre rodeado de libros, sobre todo de los enciclopedistas. Creó tres bibliotecas. La primera se perdió cuando siendo joven se quemó la casa donde vivía; la segunda la vendió al gobierno para ayudar a reconstruir la Biblioteca del Congreso, que luego de ser quemada por los ingleses, renació de sus cenizas para convertirse en la más grande del mundo; y la última se dispersó después de su muerte.
Principal autor de la declaración de Independencia, hombre de ideas, fue también político activo: gobernador de Virginia, ministro en Francia, secretario de Estado, vicepresidente y presidente de Estados Unidos.
Hace poco visité Monticello (pequeño monte, en italiano), su espléndida residencia al sur de Virginia, que él mismo diseñó observando los principios neoclásicos de Palladio, el arquitecto romano.
Jefferson hablaba además de inglés, español, francés, italiano, latín y griego. Algunos libros de su diezmada colección sobreviven en la biblioteca de Monticello, como un Don Quixote, en castellano.
Me llamó la atención en el salón principal, donde Jefferson y sus invitados escuchaban el clavecín o tomaban el té, un retrato de Hernán Cortés, colocado entre los personajes de la historia que admiraba el mandatario estadunidense. Se trata de una copia del que se conserva en la Galería Uffizi de Florencia.
ElinterésdeJeffersonhacia MéxicoyAméricaLatinaseincrementóapartirdel2dejunio de 1804 en las varias reuniones que tuvo en la Casa Blanca con el explorador Alexander vonHumboldt,reciéndesembarcadodelaNuevaEspaña.
El científico prusiano y el presidente estadunidense simpatizaron desde el principio, afines a las ideas liberales. Entusiasmado, Humboldt le proporcionó la más amplia, actualizada y privilegiada información sobre el virreinato, incluyendo mapas. Humboldt fue, sin proponérselo, espía de Jefferson.
El año anterior, en 1803, con la compra a Francia de la Luisiana por 15 millones de dólares, realizada por Jefferson,laNuevaEspañayEstadosUnidosseconvirtieronen vecinos, separados solo por el río Sabina.
Así empezó la debacle mexicana ante el expansionismo estadunidense en el siglo XIX. México había perdido al “estado colchón” que era la Luisiana francesa y Estados Unidos había duplicado su territorio gracias a Jefferson.
El interés de Jefferson por Humboldt no era solo intelectual, era también político. Su visión era incrementar la expansión de Estados Unidos desde el Atlántico hasta el Pacífico.
JeffersonpodríaconsiderarseantecesordelaDoctrina Monroe. En una carta dirigida al presidente James Monroe, de fecha 24 de octubre de 1823, Jefferson escribió en respuesta a la solicitud de asesoramiento del presidente:
"Nuestro primer y fundamental principio debería ser nunca entrometernos en Europa.
“Nuestro segundo principio, nunca permitir que Europa intervenga en los asuntos cisatlánticos (es decir, en este lado del Atlántico). América, Norte y Sur, tiene un conjunto de intereses distintos de los de Europa.
“Mientras que Europa se convierte en sede del despotismo, nuestro esfuerzo debería ser, hacer de nuestro hemisferio el de la libertad”.
Su visión era expandir más a EU desde el Atlántico hasta el Pacífico