La falta de consenso más gratuita
El futbol profesional mexicano tiene, no debe haber lugar a dudas, un sinfín de temas a resolver. Puntos muchos de ellos delicadosqueleimpidenconsolidarsecomounaorganización empresarial más fuerte y atractiva.
En la medida en la que sus dirigentes reconozcan estos retos y se organicen para vencerlos desde una visión de conjunto, estarán más cerca de conseguir el propósito central que los mantiene juntos: que todos ganen más en los diferentes campos que conforman este negocio.
Reconocer que el modelo de competición que han mantenido en las últimas décadas, ese basado en un descenso y un ascenso de categoría, no debería poner nervioso a nadie. Mucho menos a la defensiva.
Nadie puede argumentar o documentar que la Liga de Ascenso funciona. Es una estructura débil que solo genera vergüenzas. Clubes que cierran de un día a otro, que comunican que no competirán más a unas cuantas semanas del arranque del torneo. Equipos propiedad de empresarios que no cuentan con los recursos económicos suficientes para mantener a sus proyectos en caso de que consigan el ascenso “deseado”... Otros no cuentan con la capacidad para cumplir con el cuaderno de cargos que implica estar en la máxima división.
Eso es lo que hemos visto en los últimos años... Una Liga de Ascenso que cada vez tiene menos equipos... Una Liga de Ascenso cuya mayoría de los equipos no puede ascender.
¿Qué diablos es eso?
Todos deberíamos estar de acuerdo en rescatar los dos o tres o cuatro mejores proyectos del Ascenso y escalarlos al nivel de los de la Liga BBVA.
¿Qué hacer con lo que quede, que sería muy poco? Integrarlos en una competición con un perfil realista, de desarrollo o como se le quiera llamar...
Esa liga tentativa puede generar los mismos o más empleos que ahora se sustentan en la debilitada Liga de Ascenso que todavía estamos viendo operar. Así que por ahí no puede haber argumentos en contra de lo que viene.
Todos deberíamos estar de acuerdo en rescatar los 2, 3 o 4 mejores proyectos del Ascenso