Más mujeres en la política exterior mexicana
El país se encuentra en una de las primeras posiciones en términos de representación electoral femenina en América Latina; el mismo Presidente designó un gabinete con paridad de género, un hito en la historia de la nación
El 9 de enero México anunció que adoptaría una política exterior feminista, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en hacerlo. Para una nación atropada por crisis internas como la creciente violencia de los cárteles y una epidemia de feminicidios, el anuncio podría haber parecido un truco para contrarrestar las críticas que afirman que la política exterior de México prácticamente no existe.
Pero una política exterior feminista es más que una maniobra de relaciones públicas. México está en condiciones de ocupar una posición de liderazgo internacional en igualdad de género.
El país se encuentra en una de las primeras posiciones en términos de representación electoral de las mujeres en América Latina. Asimismo, aparece en el cuarto sitio mundial por el número de mujeres en Congresos, superando a países como Suecia, Finlandia y Dinamarca. Las mujeres mexicanas ocupan el 48 por ciento de los escaños en la Cámara de Diputados y 49 por ciento en el Senado, dado a una reforma constitucional en 2014 que exige la paridad de género en el Congreso y en las legislaturas estatales.
Además, los alcaldes y concejales municipales se nominan bajo reglas de paridad de género en la mayoría de los estados. El mismo Presidente designó un gabinete con paridad de género, siendo el primero del país formado bajo estos principios.
En el servicio exterior, la lucha por la participación igualitaria entre mujeres y hombres precedió a Andrés Manuel López Obrador. El Presidente anterior, Peña Nieto, designó a Claudia Ruiz Massieu como secretaria de Relaciones Exteriores en 2015. Bajo su liderazgo, la dependencia adoptó #PROIGUALDAD, un plan para incrementar el apoyo de México a los tratados internacionales a favor de los derechos de las mujeres y promover la labor de éstas en dicha institución.
En la actualidad, el 56 por del personal en el servicio exterior son mujeres. El bloque de Morena en el Senado anunció que consideraría la paridad de género al designar embajadores y cónsules generales. No es de sorprender que una política exterior feminista provenga de una dependencia con personal femenino y preparada para dar prioridad a los derechos de las mujeres. Después de todo, investigaciones académicas demuestran que integrar a féminas en el gobierno resulta en la formulación de políticas a favor del género.
Tener una “política exterior feminista” es un tema de actualidad. Suecia fue pionera en este enfoque con medidas implementadas en 2014, las cuales consisten en reorientar su trabajo en el exterior para dar prioridad a la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Por ejemplo, Suecia eleva a las mujeres garantizando que sus voces e intereses estén representados al establecer niveles de preponderancia en la ayuda y negociando tratados de ayuda.
Aunque inicialmente tuvo que enfrentar el escepticismo, el enfoque cobró popularidad: Canadá instauró una política feminista de asistencia internacional en 2017, Noruega ha hecho del papel de la mujer en la paz y la seguridad un elemento esencial para su política exterior, y Francia, por su parte, practica la diplomacia feminista.
Pese a que hay un descontento justificable acerca de la incapacidad de México para terminar con la violencia de género, más mujeres en el liderazgo dentro del país y una política exterior feminista pueden hacer una gran diferencia. La semana pasada, diputadas se mostraron descalzas en el Congreso en protesta por los aseciento
LUIS M. MORALES
sinatos trágicos de Ingrid Escamilla y Fátima Aldrighetti. Hace dos semanas, México inauguró una iniciativa que capacita a la policía en la prevención de feminicidio. Este programa de certificación se lanzó junto con los Estados Unidos y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Al tener implementada una política exterior feminista, los diplomáticos y el personal del Ministerio del Exterior pueden establecer altas expectativas respecto al trato hacia las mujeres dentro del país y en el exterior.
En general, las mujeres son importantes para las prioridades de política exterior a las que los países se adhieren. La investigación académica demuestra que es más probable que se designen mujeres para dirigir el ministerio de defensa en los países que desean alejarse de los asuntos bélicos y se acercan a la paz.
Cuando Suecia era la única nación que practicaba la diplomacia feminista, su embajador ante las Naciones Unidas afirmó que él era el único que preguntaba dónde estaban las mujeres, por qué no estaban sentadas en las mesas de negociación o por qué no se les mencionaba en las resoluciones. En enero pasado, la subsecretaria de Relaciones Exteriores de México, Martha Delgado, se sumó a la conversación, exigiendo mayor presencia de mujeres en las negociaciones diplomáticas. Así, ella busca enriquecer los debates con el propósito de incluir a las mujeres para alcanzar resoluciones —en sus palabras— que son “bien fundamentadas y realistas”.
La labor diplomática avanza, aunque las prioridades presidenciales se encuentren en otro lado. La agenda de ayuda exterior de México sigue vigente, y promueve no a las guerras sino el desarrollo y la ayuda humanitaria, especialmente para América Central y el Caribe. Al adoptar una política exterior feminista, México puede favorecer la inclusión de mujeres en las misiones humanitarias y vincular el recibimiento de fondos para el desarrollo con los planes que contienen programas para beneficio de las mujeres.
Al adoptar una política exterior feminista, México se une al debate en torno a la igualdad de género que, por lo general, está monopolizado por las naciones donantes y con recursos, desde sus vecinos del norte hasta los países escandinavos y de Europa Occidental. Sin embargo, el historial de México en la promoción de las mujeres en la política electoral y en el ejecutivo significa que pertenece a ese grupo muy destacado —y tal vez se gane algún reconocimiento tardío por estos logros—. Es verdad que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se haya viralizado al proclamar la formación de su gabinete paritaria en 2015, pero Canadá apenas alcanza el lugar 61 en el mundo por el número de mujeres en el Congreso.
México no puede dormirse en sus laureles o descuidar la obligación clara de proteger a las mujeres y niñas del país, pero una política exterior feminista puede llegar a ser más que palabras simples, al mantener vivo el compromiso con la igualdad de género.
Ellas ocupan 48% de los curules en la Cámara de Diputados y 49% de los escaños en el Senado
MAGDA HINOJOSA, PROFESORA ASOCIADA DE CIENCIA POLÍTICA Y DIRECTORA ASOCIADA DE LA ESCUELA DE POLÍTICA Y ESTUDIOS GLOBALES DE ARIZONA STATE UNIVERSITY (ASU).
DRA. JENNIFER M. PISCOPO, PROFESORA ASOCIADA DE POLÍTICA EN OCCIDENTAL COLLEGE