Los especiales del Covid-19
Podría escribir un libro entero con los aciertos y los errores que la industria de la televisión está cometiendo en sus coberturas sobre la pandemia que azota al mundo.
Creo que el contraste que hay entre lo que se informa y se opina en los medios tradicionales y lo que se informa y se opina en las redes sociales es altamente preocupante.
Tarde o temprano las consecuencias van a ser desastrosas. Y no hablo de las fake news.
Por otro lado, no se vale poner reporteros a acosar a la gente pobre que circula por las calles por no estar encerrada.
¡Hasta cuándo van a entender que por andar jugando a la superioridad moral esto ha dejado de ser lo que era antes!
No, y ni hablemos de ese asunto de tener “talentos” transmitiendo desde casa porque, salvo honrosas excepciones, ahí va a pasar algo terrible.
¿Por qué? Primero, porque los comunicadores son comunicadores para dar la cara en las buenas y en las malas. Se supone que tienen una vocación, un compromiso.
El mensaje que mandan de “primero yo”, lejos de ser ejemplar, es decepcionante.
Si no querías trabajar para un público, mejor te hubieras dedicado a otra cosa.
Y no, no es porque al guardar la cuarentena se esté evitando la propagación del virus. Es por ego.
Por algo todas las televisoras importantes de México y del mundo tienen regaderas, camerinos y están preparadas para convertirse en búnkers.
Para que los comunicadores se encierren a cumplir con su deber en momentos como éste, para que vivan ahí el tiempo que tengan que vivir ahí. ¡Ahora resulta que no! ¿Así o más vergonzoso?