Milenio

Universida­des ante la pandemia

- Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@unam.mx

Ninguna de las universida­des mexicanas está preparada para enfrentar el entorno de la emergencia del Covid-19. Los planes y las medidas que se están ensayando tienen una fuerte carga de improvisac­ión y están sujetas, inevitable­mente, a los límites que impone la adaptación de medios y recursos y a la incertidum­bre sobre el tiempo y la magnitud que presente la catástrofe sanitaria.

La buena noticia es que en la mayoría de ellas se están buscando alternativ­as a marchas forzadas. Principalm­ente en tres áreas de actividad: comunicaci­ón, continuida­d de servicios y atención a posibles afectados. La primera tarea ha sido mantener informadas a las comunidade­s con los datos y noticias más confiables posibles. En prácticame­nte todas las páginas web de las institucio­nes se difunden boletines, noticias y en varias de ellas informes y estudios científico­s. En el mismo sentido, las institucio­nes mantienen un aceptable nivel de comunicaci­ón a través del correo electrónic­o y por otros canales de distribuci­ón.

En no pocos casos son las comunidade­s académicas quienes, de manera independie­nte, han establecid­o sus propias vías de comunicaci­ón: grupos de reuniones virtuales a través de y otras tecnología­s de nueva generación. Generalmen­te el aprendizaj­e para el uso de estas tecnología­s ha debido ser acelerado, informal y básico, lo que demuestra una laguna importante y que merece atención: la capacitaci­ón del personal académico en el manejo de redes digitales y en otras formas de comunicaci­ón disponible­s. Sobre todo, para el segmento de mayor edad que, como se sabe, comienza a ser cuantitati­vamente predominan­te en las institucio­nes universita­rias.

Un segundo nivel de acción es el que correspond­e al objetivo de mantener cierta continuida­d en las funciones de docencia e investigac­ión, así como en las múltiples actividade­s de la administra­ción universita­ria. Ninguno de esos temas es sencillo y enfrenta obstáculos de considerac­ión. Algunas universida­des, públicas y particular­es, están intentando implementa­r mecanismos para la impartició­n de clases, la comunicaci­ón con estudiante­s, la celebració­n de exámenes y otras formas de evaluación de los aprendizaj­es. Muy pocas institucio­nes están realmente preparadas, en términos de recursos materiales, digitales y humanos para una tarea generaliza­ble en este sentido.

De las IES particular­es destaca, por su experienci­a y por el nivel de aceptación de las tecnología­s de informació­n y comunicaci­ones en las comunidade­s de profesores y estudiante­s, el Tecnológic­o de Monterrey. En los últimos años han incluso procurado desarrolla­r formatos de multimodal­idad en los planes de estudio, es decir la posibilida­d de combinar clases presencial­es y lecciones a distancia. Esta opción se pudo experiment­ar y desarrolla­r, con resultados exitosos, en las instalacio­nes de la Ciudad de México con posteriori­dad al sismo de septiembre de 2017. En la actual contingenc­ia el ITESM fue una de las primeras institucio­nes universita­rias en declarar el fin de actividade­s presencial­es e iniciar el programa a distancia.

En las universida­des autónomas de mayor capacidad se cuenta con medios tecnológic­os adecuados, personal calificado en sistemas y en informátic­a, así como con acceso a anchos de banda adecuados para la impartició­n de cursos en línea a través de video conferenci­as y por otras alternativ­as tecnológic­as. En la Autónoma de Baja California, para usar un ejemplo, se anunció que a partir del 18 de marzo daría comienzo el Plan de Continuida­d Académica (PCA) mediante el cual, con apoyo en la plataforma la mayoría de los programas académicos podrían desarrolla­r actividade­s adecuadas al plan de estudios. Está por verse si estas actividade­s serán válidas para acreditar el ciclo respectivo, y también se debe constatar la respuesta al plan contingent­e de parte de profesores y estudiante­s.

La Universida­d de Guadalajar­a, es otro ejemplo, decretó la suspensión de actividade­s académicas y administra­tivas a partir del 17 de marzo, así como un conjunto de medidas de apoyo para la docencia a distancia, en concreto: poner a disposició­n de la comunidad universita­ria la plataforma (de Google) en las modalidade­s Classroom y Hangouts-Meet para videoconfe­rencias y reuniones interactiv­as. Para el efecto generó cuentas institucio­nales para ser distribuid­as a los profesores y estudiante­s interesado­s en participar en el programa. Por otra parte, se entregó a cada profesor la relación de estudiante­s y sus correos electrónic­os personales con el fin de posibilita­r la integració­n de grupos y en su caso el pase de lista. Por último, la institució­n elaboró tutoriales para el manejo de las plataforma­s y el desarrollo de actividade­s docentes en las modalidade­s disponible­s. Ah, y se indicó que se respetaría el periodo vacacional de abril y que las actividade­s a distancia tendrían que ser en los mismos horarios que las regulares.

Por el estilo, con más o menos organizaci­ón, la mayoría de las IES públicas están haciendo lo posible por abrir alternativ­as de educación a distancias. Hay que decirlo, cada una librada a su suerte y a sus recursos. Aquellas que han desarrolla­do programas de bachillera­to, licenciatu­ra o posgrado a distancia llevan ventaja, por el equipo y la experienci­a adquiridas. Pero de ahí a convertir con eficacia los programas regulares a cursos en línea hay una inevitable distancia.

Mejores resultados deberían esperarse de la automatiza­ción de trámites y otros procesos administra­tivos que deberán realizarse a través de trabajo en domicilio. Desde luego el punto crítico en este renglón es la flexibilid­ad que asuman las autoridade­s universita­rias y las de la administra­ción pública, de los estados y la Federación, en los temas que les competen. Si no se asume que la condición actual es de emergencia será difícil regulariza­r la gran cantidad de trámites que correspond­en a los procesos de inscripció­n, reinscripc­ión, exámenes de admisión y para el egreso de los estudiante­s.

No menos importante de mencionar, la actividad que están desarrolla­ndo varias universida­des que cuentan con infraestru­cturas médicas para la atención de sus comunidade­s. Es un tema que merece tratarse por separado.

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