Urge un modelo empático
La investigadora y presidenta de la Sociedad Mesoamericana y del Caribe de Economía Ecológica refirió que hasta 2012 la tercera parte de las entidades federativas consideraban los crímenes de honor, generalmente asesinato por celos, como un atenuante que permitía al infractor enfrentar penas que podían ser de tres días o incluso evadir la cárcel.
A pesar de la lucha de las mujeres para terminar y castigar la violencia de género, algunos códigos penales todavía consideran que el estado de emoción violenta es un atenuante que reduce hasta en la mitad las penas por homicidio o lesiones, especialmente las que se dan en un entorno de violencia familiar.
Los delitos referentes a vejaciones, maltrato, amenazas, coacciones y/o golpes que no hagan peligrar la salud o que tarden en sanar menos de 15 días no son considerados delitos graves y en casi todos los casos únicamente son penados con multas.
Para alcanzar la igualdad en los derechos de las mujeres frente a los hombres y lograr una sociedad libre de violencia de género la profesora de la UAM considera fundamental que el gobierno en sus diferentes niveles transite de un proceso de confrontación, descalificación y reproche a los actos de los colectivos feministas organizados en las protesta por la violencia de género y propone la construcción entre gobierno y sociedad civil de un modelo de trabajo que permita cooperar con las especialistas que llevan años presentando propuestas alternativas para abordar el problema.