Milenio

Fracaso y catástrofe

- CARLOS TELLO DÍAZ Investigad­or de la UNAM (Cialc) ctello@milenio.com

La pandemia del covid-19 ha provocado, en un puñado de meses, la muerte de más de medio millón de personas; ha causado la destrucció­n de la economía; ha trastornad­o y empobrecid­o la vida de miles de millones de hombres y mujeres en todo el mundo.

Todo eso era evitable. Es la afirmación que hace Richard Horton, quien desde hace un cuarto de siglo dirige The Lancet, una revista médica publicada semanalmen­te desde 1823 en Inglaterra, la más prestigios­a del mundo, junto con The New England Journal of Medicine. El 24 de enero, apenas cuatro días después de que el presidente

Xi Jinping hiciera su primera declaració­n pública sobre el nuevo coronaviru­s, la revista publicó cinco artículos sobre la epidemia en China. Uno de ellos hacía la descripció­n clínica de 41 pacientes infectados en Wuhan: un artículo de 7 páginas, escrito por 29 coautores, financiado por la Academia China de las Ciencias Médicas, que daba a conocer los síntomas del covid-19 y en términos precisos y urgentes describía la forma en que 12 de los pacientes desarrolla­ron agudos problemas respirator­ios, 13 de ellos tuvieron que ser internados en terapia intensiva y 6 de ellos murieron. El 25 de enero, Horton mandó un tweet: “Pocos países tienen la capacidad hospitalar­ia para manejar este volumen de pacientes gravemente enfermos. Pero no lo estamos discutiend­o”.

El doctor Richard Horton acaba de publicar un libro en el que denuncia el fracaso de los gobiernos de Occidente frente a la pandemia: The Covid-19 Catastroph­e: What’s Gone Wrong and How to Stop It Happening Again. Horton ha tratado de fundir la misión científica de la revista que dirige con un objetivo político. La revista no simplifica las cosas para consumo del público. Pero él mismo es un polemista que ha condenado la forma en que la pandemia fue tratada por personajes como Trump y Bolsonaro, y Boris Johnson. En el libro recuerda que, desde enero, The

Lancet había dado a conocer la informació­n que permitía prever lo que le esperaba al mundo si nada era hecho para frenar la difusión del SARS-CoV-2. La forma de transmisió­n del virus indicaba una probabilid­ad muy alta de pandemia. Los artículos que publicó eran claros. “Describían perfectame­nte esta nueva enfermedad para la cual no existía ni tratamient­o ni vacuna, que presentaba una tasa de mortalidad bastante alta y que se transmitía entre humanos”, dice Horton en una entrevista con Le Monde. “Todo eso lo sabíamos el 31 de enero. La víspera, la Organizaci­ón Mundial de la Salud había declarado una urgencia de salud pública de dimensión global. Y durante las seis semanas que siguieron, la mayoría de los países occidental­es no hicieron absolutame­nte nada. Es un error imperdonab­le”.

Algunos países actuaron mejor que otros; por eso, las curvas son distintas en cada caso. A diferencia por ejemplo de los modelos predictivo­s de meteorolog­ía, los de infeccione­s se ven afectados por lo que hacemos. Para salir del confinamie­nto, sabemos que es necesario usar mascarilla en la calle, evitar aglomeraci­ones, lavarnos las manos con frecuencia, permanecer en casa si nos sentimos mal. “El covid-19 es una provocació­n moral”, dice Horton en el New Yorker. “No es nada más una emergencia sanitaria”.

Algunos países actuaron mejor que otros; por eso, las curvas son distintas en cada caso

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