Fracaso y catástrofe
La pandemia del covid-19 ha provocado, en un puñado de meses, la muerte de más de medio millón de personas; ha causado la destrucción de la economía; ha trastornado y empobrecido la vida de miles de millones de hombres y mujeres en todo el mundo.
Todo eso era evitable. Es la afirmación que hace Richard Horton, quien desde hace un cuarto de siglo dirige The Lancet, una revista médica publicada semanalmente desde 1823 en Inglaterra, la más prestigiosa del mundo, junto con The New England Journal of Medicine. El 24 de enero, apenas cuatro días después de que el presidente
Xi Jinping hiciera su primera declaración pública sobre el nuevo coronavirus, la revista publicó cinco artículos sobre la epidemia en China. Uno de ellos hacía la descripción clínica de 41 pacientes infectados en Wuhan: un artículo de 7 páginas, escrito por 29 coautores, financiado por la Academia China de las Ciencias Médicas, que daba a conocer los síntomas del covid-19 y en términos precisos y urgentes describía la forma en que 12 de los pacientes desarrollaron agudos problemas respiratorios, 13 de ellos tuvieron que ser internados en terapia intensiva y 6 de ellos murieron. El 25 de enero, Horton mandó un tweet: “Pocos países tienen la capacidad hospitalaria para manejar este volumen de pacientes gravemente enfermos. Pero no lo estamos discutiendo”.
El doctor Richard Horton acaba de publicar un libro en el que denuncia el fracaso de los gobiernos de Occidente frente a la pandemia: The Covid-19 Catastrophe: What’s Gone Wrong and How to Stop It Happening Again. Horton ha tratado de fundir la misión científica de la revista que dirige con un objetivo político. La revista no simplifica las cosas para consumo del público. Pero él mismo es un polemista que ha condenado la forma en que la pandemia fue tratada por personajes como Trump y Bolsonaro, y Boris Johnson. En el libro recuerda que, desde enero, The
Lancet había dado a conocer la información que permitía prever lo que le esperaba al mundo si nada era hecho para frenar la difusión del SARS-CoV-2. La forma de transmisión del virus indicaba una probabilidad muy alta de pandemia. Los artículos que publicó eran claros. “Describían perfectamente esta nueva enfermedad para la cual no existía ni tratamiento ni vacuna, que presentaba una tasa de mortalidad bastante alta y que se transmitía entre humanos”, dice Horton en una entrevista con Le Monde. “Todo eso lo sabíamos el 31 de enero. La víspera, la Organización Mundial de la Salud había declarado una urgencia de salud pública de dimensión global. Y durante las seis semanas que siguieron, la mayoría de los países occidentales no hicieron absolutamente nada. Es un error imperdonable”.
Algunos países actuaron mejor que otros; por eso, las curvas son distintas en cada caso. A diferencia por ejemplo de los modelos predictivos de meteorología, los de infecciones se ven afectados por lo que hacemos. Para salir del confinamiento, sabemos que es necesario usar mascarilla en la calle, evitar aglomeraciones, lavarnos las manos con frecuencia, permanecer en casa si nos sentimos mal. “El covid-19 es una provocación moral”, dice Horton en el New Yorker. “No es nada más una emergencia sanitaria”.
Algunos países actuaron mejor que otros; por eso, las curvas son distintas en cada caso