Reapertura de frontera con temor a rebrotes
España y Portugal recuperan la unión física tras tres meses y medio y proclaman: «Que jamás vuelva a cerrarse como consecuencia de una pandemia»
Tres meses y medio después, España y Portugal reabrieron ayer su frontera en un acto organizado al más alto nivel, con presencia de sus jefes de Estado y presidentes de gobierno. En la ceremonia de apertura oficial no hubo corte de cinta ni presencia física de los mandatarios en la frontera de Caya que separa ambos países en la zona extremeña-alentejana, pero sí dos actos consecutivos que se desarrollaron de manera simbólica en fortalezas con mucha historia bélica en sus orígenes: la Alcazaba Árabe en Badajoz y, a 15 kilómetros y a continuación, el Castillo de Elvas.
La recreación de una lucha guerrera contra el Covid-19 protagonizada por los protagonistas del evento parecía clara. Eso sí, las estrictas medidas de seguridad y, sobre todo, las de prevención sanitaria por los rebrotes, evitaron el previsible apoyo popular por la reapertura y por la presencia de Felipe VI, que sólo en Elvas pudo acercarse brevemente a un grupo reducido de ciudadanos para agradecerle su presencia.
Los actos organizados a un lado y otro de la frontera tenían una profunda significación. España y Portugal, tan estrechamente unidos durante toda su historia (bajo un mismo Estado entre 1580 y 1640), han sufrido una separación física insólita por la crisis del coronavirus, que ha interrumpido una intensa actividad diaria en la frontera que afecta a todos los ámbitos y a la vida de muchas personas. Todos los presentes ayer manifestaron su deseo de que esta situación haya sido sólo un breve paréntesis en la Historia de ambos países, aunque un inevitable ambiente de preocupación por los rebrotes estuvo presente en todo momento.
En efecto, el temor a sufrir una nueva gran oleada de contagios de Covid-19 es una realidad. Sobre todo en Portugal, que ha pasado de ser elogiado como país modélico por su toma de decisiones (cerró la frontera el 13 de marzo teniendo 0 muertos y sólo 78 positivos) a sufrir con intensidad en las últimas semanas, en el proceso de desescalada, la virulencia de la pandemia. Así ha ocurrido, por ejemplo, relativamente cerca de donde se celebraban los actos de ayer, en una residencia de mayores en Reguengos de Monsaraz (Alentejo), a 35 kilómetros de la extremeña de Villanueva del Fresno, donde se acaban de producir siete fallecidos y 467 infecde
Teniendo en cuenta que el brote más preocupante se ha desarrollado en el entorno de la capital, Lisboa, el país luso se afana en contener su dispersión, para frenar un dato inimaginable hasta hace bien poco: en la actualidad, es el segundo país con más número de contagios en la UE por cada 100.000 habitantes. El turismo (que representa el 16,5% de su PIB) y la Champions League de fútbol, cuya final se celebra en la ciudad, están este verano en juego.
A este lado de la frontera, en la propia ciudad de Badajoz donde se organizó la primera parte del evento, se supo ayer mismo de un brote con seis infectados y otras 40 personas en observación, tras una fiesta particular celebrada el 26 de junio. Por eso, a nadie extrañó que Pedro Sánchez, en presencia del primer ministro luso, António Costa (y ya sin la presencia del Rey Felipe VI y el presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa), dijera que aunque se sentía «muy feliz por la reapertura»
Al acto se le dio el máximo nivel, con los jefes de Estado y de Gobierno
Comercios, bares y gasolineras volvieron ya ayer a la actividad perdida
la frontera de dos países «hermanos», esperaba que «jamás vuelva a tener que cerrarse como consecuencia de una pandemia». El aviso estaba dado.
Se trata, como aseguró Costa, de la frontera más antigua de Europa, en la que durante el confinamiento se permitió el paso por