Programa Institucional del Conacyt /I
El martes de la semana pasada fue publicado el Programa Institucional 20202024 del Conacyt (PIC). Este instrumento forma parte del llamado Sistema Nacional de Planeación Democrática (SNPD), el cual encuentra su base en el artículo 26 de la Constitución y en la Ley de Planeación (LP). En cuanto tal, el PIC debe estar acorde con el esquema ahí planteado: el Plan Nacional de Desarrollo (PND), los programas sectoriales, regionales y especiales. El PIC, en su contenido, se apega a lo previsto en la ley de referencia: desde la formulación de objetivos, estrategias y acciones puntuales, hasta la definición de metas. Sin embargo, habría que resaltar que, ante la ausencia de aquellos programas que lo condicionarían, el PIC contiene ya, anticipadamente, elementos de los dos antes mencionados.
En ese sentido, el PIC resulta ser un instrumento heterodoxo y difícilmente conciliable, en términos jurídicos y técnicos, con lo previsto en el SNPD. Ejemplo de ello es lo dispuesto expresamente en la LP cuando ordena que “los programas se sujetarán a las previsiones contenidas en el Plan (PND) y en el programa sectorial correspondiente”. Si el primero solo tiene tres grandes acciones y el segundo aún no existe (debió haberse expedido a fines del año pasado), el PIC no tiene, por tanto, el sustento debido. Pero dejemos para más adelante esta temática relacionada con los principios de legalidad y vigencia del Estado de Derecho en la Administración Pública Federal. Ciertamente, una cuestión de forma pero que, por su raíz constitucional, se convierte en fondo.
Por ahora me limito a examinar el PIC, empezando por el diagnóstico. Ante la parquedad del PND y la ausencia de programas que lo condicionen, el documento ofrece tres distintas presentaciones y niveles. El primero, de carácter ideológico, relacionado con la filosofía de la Cuarta Transformación que, traspasada a estos ámbitos, postula una visión dicotómica: ciencia neoliberal vs. ciencia para el bienestar.
De acuerdo con lo anterior, se atribuye a los gobiernos de los últimos 40 años, políticas públicas erráticas en esa materia. Así, se afirma que: a) “el sistema económico neoliberal que dominó en México . . . influyó de manera infortunada en todos los ámbitos de la sociedad . . .”, llevando a la ciencia, tecnología e innovación (CTI) a una situación caracterizada por el abandono general, escaso financiamiento, “así como a políticas públicas ciegas a la realidad social y ambiental que se vive en el país . . .”; b) dichas políticas públicas se basaron en un enfoque dirigido a medir el impacto social de las actividades de CTI antes que a resolver problema sociales; c) los datos estadísticos del sector fueron “artificiales y desarticulados”, sólo referentes a “un crecimiento económico superficial y deshumanizado”; d) se prefirió “realizar transferencias al sector privado, antes que impulsar acciones que fortalecieran a la CTI” como un elemento fundamental para el desarrollo del país y el bienestar de la población.
En torno al sector de CTI, se indica que: a) la asignación de fondos en materia de ciencia y desarrollo experimental fue de 0.39 por ciento del PIB en 2016, disminuyendo al 0.29 en 2019. b) El SNI cuenta con 30,500 investigadores, pero tiene una inequitativa distribución por áreas del conocimiento (17 por ciento en ciencias sociales y sólo 12 por ciento en áreas de la salud, prioridad nacional) y concentración geográfica (localizada en la Ciudad de México con 29 por ciento; c) la falta de articulación entre los sectores público y productivo; d) el marco legal en esta materia ha sido deficiente en contenidos y aplicaciones, situándose en un estado de abandono.
Por lo que corresponde estrictamente al propio Conacyt: a) los programas por éste operados reflejan una dependencia o subordinación a los intereses de la CyT de los países y corporaciones transnacionales; b) las becas de posgrado otorgadas excluyeron las áreas correspondientes a ciencias, humanidades y tecnologías; c) los recursos financieros gastados en el sexenio anterior (55 mil millones de pesos), “no se vieron reflejados en la mejora de los indicadores de bienestar como salud, educación, pobreza, vivienda . . .”; c) en los Centros Públicos de Investigación prevalece una desigualdad en materia de remuneración de los investigadores, así como un rezago en lo “relativo a la edad de retiro que han alcanzado (¿?) y que el tiempo no permite ingresar a las nuevas generaciones”; e) como parte de ese diagnóstico, el Conacyt requiere “dar un golpe de timón y de cambio paradigmático en la formulación y ejecución de las políticas públicas”.