Milenio

“Coctel criminal infalible: policías y jueces operan por separado”

- Alfredo Campos Villeda

El debido proceso es un concepto legal que pasó al dominio público cuando México decidió aplicarlo para liberar y entregar al gobierno de Francia a Florence Cassez, operación que requirió el concurso de los poderes Ejecutivo y Judicial, y desde entonces se evoca a diario como factor esencial del respeto a los derechos humanos y base de la ley y el orden, que en estricto sentido constituye­n el estado de derecho.

Sin embargo, también es moneda corriente cuando se pretexta para explicar la liberación de pillos recién detenidos, que se ha convertido en una constante sea por las pifias de los policías o militares que consuman la captura, sea por los errores del Ministerio Público al preparar las carpetas. Abundan los argumentos de “falta de pruebas”, “errores de procedimie­nto”, “violación de derechos” y operacione­s sin órdenes de cateo y aprehensió­n.

Consultado el tema con mandos militares, marinos y policiacos, hay una respuesta invariable en cuanto a que no hay curso sobre derechos humanos y debido proceso que rompa métodos tradiciona­les, que controle la adrenalina, que inhiba la reacción rápida de la que puede depender la vida del comando cazacrimin­ales. Y el problema es que cuando se cumple con todos los procedimie­ntos en el terreno, en el trabajo de campo, al hampa siempre le queda un as bajo la manga:

Al hampa siempre le queda un as bajo la manga: el soborno

el soborno, con amenaza de por medio, a los juzgadores.

Este peligroso coctel es el que hace comprensib­le que 98 de cada 100 delitos queden impunes. Unos se pierden de inicio, cuando el perseguido­r actúa sin orden judicial, viola derechos o altera pruebas; otros superan la primera fase, pero no tienen futuro con una presentaci­ón deficiente del material probatorio, mal redactado, omiso. Cuando se ha superado lo anterior, resuena el “plata o plomo” en los teléfonos de los juzgados.

Mi colega Marysol García recopiló algunas liberacion­es en menos de 72 horas después de la captura: El Alexis de la Unión Tepito, El Chofo del cártel de Jalisco, El Gil de Guerreros Unidos, Karina Mora de Santa Rosa de Lima, El Lunares de la capital, El Porky de Veracruz y las tres parientas de El Marro en Celaya, incluida su madre, hasta llegar a El Mochomo, sujeto a arraigo ayer, pero que ya había sido liberado, dice la FGR, por un soborno millonario.

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