Hay títulos que ganan los presidentes
Caigan bien o mal, Real Madrid y Barcelona son coordenadas de referencia en la industria del futbol. Polos opuestos, su capacidad para marcar tendencia dentro o fuera del campo sirve a muchos equipos para sacar conclusiones, definir modelos de éxito, corregir errores, mejorar procesos y tomar decisiones ajustadas a su realidad.
Cuando el Barça señala la cantera como piedra filosofal o el Madrid apela al mercado como eje central, cientos de equipos se colocan a uno y otro lado de estas corrientes, eligiendo lo mejor de cada una.
La pandemia, con todas sus consecuencias, ha impactado con la misma fuerza, pero de distinta forma en el Madrid y el Barça. Es bajo circunstancias límite cuando se conoce a los verdaderos líderes, se templan las instituciones y se agrupan las personas alrededor de una organización.
Al inicio de la crisis, los presidentes de los dos clubes más poderosos del mundo tomaron decisiones que funcionaron como una guía para muchos equipos, pero, sobre todo, iban a cambiar el futuro inmediato de los suyos. A pesar de tener diferentes situaciones financieras que los condicionaron de alguna manera, la verdadera prueba para Bartomeu y Florentino Pérez no fue su capacidad para evaluar los números, sino la madurez con la que los interpretaron.
Mientras el presidente del Barça entró en pánico y ajustó sus cuentas de forma acelerada causando nerviosismo en su entorno y jugadores, el presidente del Madrid fue más cauteloso, provocando que futbolistas, aficionados, patrocinadores y socios, mantuvieran la calma en un estado de alarma.
El Madrid también ajustó sus números, pero se comportó como una empresa sólida, humana y experimentada. El Barça parecía un despacho en llamas dirigido por un político a punto de saltar por la ventana. Las secuelas son devastadoras: el Barça está roto y el Madrid está unido. Hay títulos que ganan los presidentes, LaLiga será uno de ellos.
El Barça parecía un despacho en llamas dirigido por un político a punto de saltar por la ventana