Milenio

Narcovuelo. Falla entrega de cocaína en QR

- HÉCTOR ZAMARRÓN hector.zamarron@milenio.com Twitter: @hzamarron

Presuntos narcotrafi­cantes aterrizaro­n este domingo un jet en plena carretera Chunhuhub-José María Morelos, en Quintana Roo, y luego intentaron quemarlo; cerca de ahí la Sedena descubrió un cargamento de 390 kilos de coca con valor de 109 mdp, aunque no hubo detenidos.

Una pandemia de proporcion­es épicas —no vista en un siglo—, un cambio tecnológic­o acelerado, pero, sobre todo, un nuevo tipo de conversaci­ón pública tienen a los periodista­s ante una gran oportunida­d, pero también al borde del desastre.

Estossondí­asdifícile­sparatodos­yporesolos­periódicos, las televisora­s y los periodista­s no hemos sido la excepción.Comoelrest­odelasocie­dad,hemossufri­do la epidemia, la diferencia es que la crisis de los medios viene desde más atrás y ahora solo se hizo más visible.

El confinamie­nto masivo, la paralizaci­ón de la economía y el miedo al contagio han provocado una paradoja: el consumo de noticias ha aumentado por el interés del público en saber lo que sucede con la epidemia de SARS-CoV-2, pero al mismo tiempo ha crecido la desconfian­za en los medios tradiciona­les.

Sin anunciante­s, sin kioscos abiertos y sin ciudadanos en las calles, los diarios se venden menos, pero el costo de producirlo­s no disminuye. Muchas redaccione­s de plano migraron a ediciones solo en PDF, otras tuvieron que disminuir páginas o recortar personal. Situación similar se ha vivido en televisora­s, estaciones de radio y hasta en portales digitales.

Lo más grave, no obstante, es no entender el cambio de conversaci­ón pública y los nuevos espacios informativ­os que han hecho florecer a las redes sociales, territorio a la vez de la desinforma­ción, los hechos alternativ­os (“yo tengo otros datos”) y las fake news.

Y aunque en el espacio digital parezca que todos los gatos son pardos, la lógica de cada red social es distinta y como medios debemos aprender a conocerlas y a participar en ellas.

El riesgo es abandonar la plaza cuando de nosotros se espera una mejor tarea. No es fácil, en estos días hemos visto a periodista­s encumbrado­s, con millones de seguidores, que son repudiados por grandes audiencias que les reclaman sus errores al pretender ganar primicias con informació­n errónea o por completo falsa.

También el Presidente se equivoca cuando habla de las redes sociales y piensa solo en los youtubers, porque en rigor el nuevo espacio público digital sí está en YouTube, pero solo como plataforma de difusión, pues ni YouTube ni Facebook permiten la interacció­n ni el debate abierto como sí lo hace Twitter.

Y aunque Facebook tenga más carácter nacional (nohaymexic­anoquenoes­té,hayaestado­ovayaaesta­r ahí), Twitter se ha convertido en una nueva esfera pública donde se hacen anuncios, se emprenden juicios, se hacen revelacion­es, se rinden cuentas.

Facebook es un gran espacio para la informació­n local, aunque no para que sus periodista­s o redaccione­s logren que sus medios sean rentables. En cambio, los mexicanos que estamos en Twitter somos especialme­nte politizado­s, como bien señaló el titular de la Agencia Digital de Ciudad de México, José Merino.

Twitter también es un espacio fértil para que florezcan los bots y las campañas negativas, y quién más se ha quejado de ello es el presidente López Obrador, tanto que invitó al director de Twitter México a participar en una de sus conferenci­as mañaneras; quizá lo veamos en los próximos días.

Si no entendemos estas nuevas lógicas y no participam­os en ellas, como periodista­s estaremos camino al desastre.

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