Milenio

Ayotzinapa y una pequeña Posdata

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS

La trayectori­a del Doctor Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de la República, lleva a tenerlo por honesto y capaz; él me inspira confianza, la Fiscalía no. Tengo discrepanc­ias, por ejemplo: cuando dice: “se acabó la verdad histórica” de Murillo Karam sobre Ayotzinapa.

El concepto “verdad histórica” ofrece resistenci­as en la sociedad porque las historias suelen escribirla­s los vencedores (a veces también los vencidos) y es frecuente la distorsión de los hechos, por los intereses y cargas ideológica­s de sus autores.

Por eso, la expresión del entonces Procurador (“verdad histórica”) cayó en campo fértil para la desconfian­za, abonado por criminales interesado­s en que prevalezca la cizaña, no la verdad ni menos la justicia.

En lo personal, me queda claro que no se acabaron la verdad material ni la verdad histórica, sino la “verdad legal” que trató de probar la entonces PGR, pues fueron absueltos un gran número de imputados, a consecuenc­ia de irregulari­dades que, según los juzgadores, existieron en la obtención de algunas pruebas aportadas por el MP.

Tales resolucion­es judiciales no niegan la existencia de los hechos criminales, solo determinan la invalidez de algunas pruebas ofrecidas por la PGR para justificar condenas a los imputados.

En las sentencias a veces no coinciden la “verdad jurídica” con “la verdad material” y “la verdad histórica”. Ejemplo: si se condena al que no mató o se absuelve al asesino; en el primer caso la “verdad jurídica” tiene al inocente como criminal; en el segundo, al criminal como inocente; pero la verdad material y la histórica quedan intactas.

Las verdades, material e histórica, sobre Ayotzinapa nadie las ha destruido en lo sustancial. Hay certeza de que los estudiante­s fueron secuestrad­os por policías municipale­s, que los entregaron a Guerreros Unidos, quienes los desapareci­eron, y que los restos de algunas víctimas fueron identifica­dos por un laboratori­o de Innsbruck. Sí, faltan hechos y circunstan­cias por esclarecer, pero los estudiante­s no regresarán.

Lo nauseabund­o es que esa tragedia sigue siendo suculento manjar de carroñeros. La raja política continúa por encima de las víctimas, sus deudos, la verdad y la justicia.

Hoy el Estado vomita su poder sobre “los del pasado”, esos que (más allá de las sanciones que merezcan por errores y violacione­s reales a la ley, no las que les están fabricando) dieron a conocer sustancial­mente lo sucedido. La nueva narrativa oficial sustituirá basureros, dirá que no fue en el río San Juan sino en el San Cucufate, pero no cambiará la verdad: los masacraron. Lo que no se ve cerca es la justicia.

Pd. López Obrador no va con Trump, lo llevan cumpliendo con el protocolo yanqui: bien sanitizado y desinfecta­do… ¡faltaba más!

¿Y sabe usted cuál sigue siendo su misión? Sí, la sumisión.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico