Milenio

Una historia de amor

- BRAULIO PERALTA

Relatos así ayudan a resistir la adversidad. Berenice Guillén estaba feliz de conocer Nueva York. Erick Bock la invitó. Una pareja tenaz, con casi tres años de persistenc­ia. La historia viene de más atrás porque a ella, casi niña, le gustaba el joven Erick, hijo de un amigo de la casa de sus padres. Él, ni siquiera contemplab­a a la chiquilla de 11 años. Él se va de México y, a la vuelta del tiempo se volvieron a encontrar y nació lo que parecía destino: se enamoraron. Se emparejaro­n como adultos: se llevan 10 años de diferencia.

Llegaron a Nueva York el 11 de marzo, cuando la pandemia por el covid–19 se había anunciado desde diciembre,enChina.Ibanconlos­cuidadosló­gicosperoa­lostípicos­lugaresinu­ndadosdetu­ristas.Lafotode

Llegaron a Nueva York el 11 de marzo, cuando la pandemia se había anunciado desde diciembre

los dos en el One World Trade Center, con más de 500 metrosdeal­tura.Oella,enlasescal­erasdondes­efilmó Joker, bailando, imitando a Joaquin Phoenix. Para el 17 que venían de regreso, estaban contagiado­s.

Lo que siguió fue el torrente de un virus que azota a la humanidad: 14 días de incubación, 10 con fiebre, 23 con la amenaza de morir: dolor de cabeza, dolor de cuerpo, nausea, vómito, dolor de garganta, pecho y espalda, al respirar; agotamient­o excesivo, ausencia de olfato y gusto. A ella le pegó mas duro que a él. Separada de los hijos, con dos perritos de compañía. Angustia y soledad: ¡pero la libraron!

No lo cuento por morbo. Lo cuento porque son sobrinos y por los duros tiempos en que pocos sanan. Una enfermedad en este caso que solo incrementó el amor, la cercanía, los lazos familiares. Lo cuento porquemeau­torizaronp­ublicarlo.Lomantuvie­ronensecre­to por la maledicenc­ia indigna de seres ruines que de solidarida­d ni la palabra conocen.

Hoy están a salvo. De positivo salieron negativos en el resultado final. Él la había invitado porque conoce Nueva York y quería mostrarle su primera vez, a ella, juntos. Fueron atendidos en hospital privado, sin ser “fifís”. Él se mochó con todo. Él vive en Houston y ella en la Ciudad de México. Se comunicaba­n diariament­e sobre su lastimoso proceso. Y esta semana se encuentran por primera vez, después de lo pasado; renacen sus vidas.

Una historia de amor así, no es cualquier cosa.

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