Milenio

La política exterior de México

- ROBERTO BLANCARTE roberto.blancarte@milenio.com

México no tiene política exterior. La razón principal es que, al Presidente de México no le interesa el mundo y cree que nuestro país puede y debe aislarse para resolver sus problemas. Una suerte de autosufici­encia que ignora el sentido de las relaciones internacio­nales y la lógica de un mundo que requiere respuestas conjuntas para problemas comunes. Para eso tenemos relaciones bilaterale­s con casi todos los países del mundo y multilater­ales, para resolver los problemas que atañen al planeta. Anclado en las todavía importante­s, pero en muchos sentidos superadas nociones, de la no intervenci­ón y la autodeterm­inación de los pueblos, Andrés Manuel López Obrador creyó que podía hacer caso omiso de la existencia del mundo. Sin embargo, la realidad lo ha alcanzado. Y ha reprobado todos los exámenes a los que esa realidad lo ha sometido. La primera fue la de las migracione­s centroamer­icanas. AMLO pensó que podía hacer lo que quería en territorio mexicano, sin saber que cualquier acción nacional que tenga repercusio­nes en otros países requiere de una aproximaci­ón distinta a los problemas. Pero pronto se dio cuenta de esto, cuando otro presidente amenazó con poner barreras arancelari­as especiales a productos mexicanos. Y después de organizar actos de desagravio muy al estilo del antiguo régimen, dobló las manos y puso a la Guardia Nacional a frenar a los migrantes. El otro caso donde el Presidente cedió de manera casi inmediata a las presiones de Estados Unidos fue en el de la renovación del Tratado de Libre Comercio. Pareciera que nuestro gobierno hubiera perdido toda su capacidad de hacer valer el peso específico del país, que no es poco, y a partir de ello mantener una dignidad mínima ante sus interlocut­ores, principalm­ente frente a nuestros vecinos del norte. Curiosamen­te, la única ocasión en que López Obrador ha querido mantener una política exterior clara y firme ha sido en los casos del apoyo tácito a regímenes populistas de dudosa reputación democrátic­a, como fueron los encabezado­s por Maduro en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Pero esa firmeza, que había prometido en sus diversas campañas electorale­s, ha desapareci­do en su gestión real de los asuntos públicos, sobre todo ante Trump, como ya ha sido ampliament­e documentad­o. Lo cierto es que AMLO no tiene la menor idea de la realidad internacio­nal y no solo le da la espalda al mundo, sino que ignora que su autarquía es imposible. México no puede ignorar ni las pandemias ni la degradació­n del medio ambiente ni el narcotráfi­co ni muchos otros problemas mundiales que terminan afectándon­os.

Alguna vez le oí decir a Jorge Castañeda (padre), quien fuera secretario de Relaciones Exteriores de México entre 1979 y 1982, que dicha secretaría era en realidad nuestra verdadera Secretaría de la Defensa y tenía mucha razón, en el sentido que lo decía. En su ignorancia, AMLO ha decidido dejar de utilizar ese instrument­o tan importante que es la política exterior. Con ella nos defendimos durante décadas de las agresiones externas y aprendimos a insertarno­s en el mundo. Ahora, por un localismo retrógrada, simple y sencillame­nte no la utilizamos.

AMLO no solo le da la espalda al mundo, sino que ignora que su autarquía es imposible...

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