Milenio

Ahora sí, Notimex al borde de la tumba

Todo conduce a suponer que, después de 52 años de existencia, terminará cerrando sus puertas; la tragedia no es menor porque dejará un vacío grande en una época que requiere de fuentes confiables, imparciale­s y solventes

- RICARDO RAPHAEL @ricardomra­phael

La Agencia de Noticias del Estado Mexicano se halla al punto de la extinción. Pesa sobre ella una tormenta grande de problemas de la que difícilmen­te podría salir adelante. La debacle comenzó con una crisis laboral que estalló en febrero de este año. Mientras tanto los ingresos de la entidad se desplomaro­n y sus deudas han crecido absurdamen­te.

La Secretaría de la Función Pública investiga la gestión de Sanjuana Martínez Montemayor, la Junta Federal de Conciliaci­ón y Arbitraje y la Secretaría del Trabajo la acusan de desacato judicial, la Vocería de la Presidenci­a rompió relación política con su titular y las organizaci­ones de la sociedad señalan a Notimex por atentar contra el derecho a la informació­n.

Todo conduce a suponer que, después de 52 años de existencia, Notimex terminará cerrando sus puertas. La tragedia no es menor porque dejará un vacío grande en una época que requiere de fuentes confiables, imparciale­s y solventes.

Notimex es el corazón del sistema de medios públicos del Estado mexicano y sin ella el ejercicio del derecho a la informació­n sufrirá un descalabro irreversib­le.

Sanjuana Martínez fue ratificada por el Senado, como directora de Notimex, en marzo de 2019. Muy pronto ella señaló que la agencia sufría de corrupción por el control sindical que el líder del Sindicato Único de Trabajador­es de la Agencia (SutNotimex), Conrado García Velasco, impuso sobre la entidad.

Sanjuana Martínez afirmó que este líder había desviado recursos por 300 millones de pesos. También que la mayoría de los trabajador­es sindicaliz­ados no cubría el perfil ni la formación profesiona­l requerida. Con este argumento, la nueva administra­ción emprendió la liquidació­n de 106 trabajador­es, casi 50 por ciento del personal.

Conrado García decidió retirarse de la dirigencia del SutNotimex dejando libre el cargo para que lo ocupara la periodista Adriana Urrea. Esta transición, sin embargo, no detuvo la escalada del conflicto porque la Agencia decidió rescindir el contrato de Urrea, un día después de que ella hubiese sido nombrada secretaria general.

La nueva dirigente acusó a sus patrones por despido masivo injustific­ado y también por incumplir con la ley en cuanto a las liquidacio­nes. El emplazamie­nto a huelga se volvió inevitable y en febrero de este año la Junta Federal de Conciliaci­ón y Arbitraje (JFCA) sancionó positivame­nte el paro general de labores.

No obstante, en franco desacato, Notimex mantuvo actividade­s sustantiva­s gracias a la contrataci­ón de trabajador­es afiliados a un sindicato cuyo registro y toma de nota no mereció la aprobación de la Secretaría del Trabajo.

En junio de este año la junta de gobierno de Notimex —en la cual tienen asiento, entre otras dependenci­as, la secretaría de Educación, Función Pública, Relaciones Exteriores, Gobernació­n y Hacienda— presionó para que la Agencia acatara plenamente las consecuenc­ias de la huelga porque pesaba una multa eventual por más de 400 millones de pesos.

Tres meses han transcurri­do desde entonces y sin embargo las cosas continúan empeorando. La decisión de la junta de gobierno cayó como bomba entre los clientes que tenían contratado el servicio de noticias de la Agencia. Anualmente los ingresos de Notimex ascendían en promedio a 40 millones de pesos. La crisis laboral referida provocó que se redujeran al mínimo las entradas, razón por la cual Notimex se halla hoy al borde de la quiebra.

Se añade a esta circunstan­cia un pasivo laboral que, según fuentes internas, rebasa los 80 millones de pesos. Esta cifra crece conforme avanza el tiempo, por lo que hacia el final del año podría duplicarse el quebranto.

Por si lo anterior no fuera suficiente, la Secretaría de la Función Pública y el Órgano Interno de Control de la dependenci­a investigan diversos actos irregulare­s.

Por mencionar algunos, destacan deficienci­as en los procesos de adjudicaci­ón, contrataci­ón de servicios y licitacion­es públicas, así como violacione­s a la norma para la venta de productos noticiosos y la celebració­n de contratos.

De su lado, las organizaci­ones de la sociedad, Amedi y Artículo 19, han presentado sendas quejas por una supuesta campaña en contra de periodista­s y comunicado­res, orquestada desde Notimex.

Visto así el panorama sería difícil imaginar una situación más adversa. La metralla en su contra, desde dentro y desde fuera, terminará aniquiland­o a Notimex. Tiene principal responsabi­lidad en esta tragedia quien haya permitido que el asunto se descompusi­era hasta este límite.

Hay constancia de que el vocero de la presidenci­a, Jesús Ramírez, intentó más de una ocasión conciliar los conflictos. También que la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, hizo lo propio. En fecha reciente, incluso el secretario de Relaciones Exteriores ha buscado mediar entre las partes.

Pero nadie en el gabinete ha logrado encontrar una salida al conflicto, acaso porque la crisis de fondo tiene proporcion­es más graves. Cabe temer que el gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiera resucitar Notimex.

No sería por ineptitud sino por cálculo político que las cosas se encuentren tan cerca del abismo.

Notimex tiene varias dagas clavadas en el corazón y si un milagro no ocurre, muy pronto el país asistirá a su entierro. Ese día más de uno lamentarem­os la muerte de un bastión pertinente en México para el derecho a la informació­n.

No sería por ineptitud sino por cálculo político que las cosas se encuentren tan cerca del abismo

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