Milenio

El hombre de los ocho tatuajes a Julio Urías

El campeón con Dodgers lleva en la piel su historia de superación y éxitos

- HÉCTOR GONZÁLEZ VILLALBA

Por una casualidad el pelotero sinaloense Julio Urías y el tatuador poblano Andrés Ortega se conocieran en Phoenix, Arizona. Desde entonces, el pitcher campeón con los Dodgers de Los Ángeles de la última Serie Mundial, junto al nayarita Víctor González, mantiene una amistad estrecha con Ortega, quien ha plasmado en su cuerpo los tatuajes con los que Urías resume una vida de superación y éxitos.

“Lo conocí a través del periodista Jesús Quiñones, quien daba las noticias de deportes en Arizona, él después se fue a trabajar con los Dodgers como traductor y así nos hicimos amigos”, cuenta Andrés a MILENIO-La Afición, desde Phoenix.

“Julio ya tiene ocho tatuajes; cada uno es por algo y tiene un significad­o, un recuerdo para él; le he hecho todos”; uno de esos, el más querido, San Juditas, devoción inculcada por su madre.

¿Cómo es Julio, tu amigo? “Julio es una persona muy buena, tanto como cliente, como amigo; siempre que anda acá, en Phoenix, me dice que le gusta que lo invite a ver los partidos de mi equipo de niños, porque le recuerda a su niñez jugando la pelota, me platica que se mira ahí, que eso le trae recuerdos, por eso cuando viene me pide que lo lleve a un entrenamie­nto de mi equipo, que se llama los Pequeños Pericos y claro que lo he invitado.

Julio es una persona muy humilde, pese a ser famoso”.

Fanático del beisbol

“Tengo a mi equipo desde hace dos años y medio y se llama así, los Pequeños Pericos, porque ese es el nombre del equipo de la ciudad de Puebla y es para representa­r a Puebla y tener algo, un recuerdo, y que sepan que soy de ahí. Cuando yo jugaba, a los 12 años, en La Magdalena, en Puebla, casi no se miraba el deporte o no se le ponía atención, aunque yo siempre soñé con jugar un día como profesiona­l y siempre me gustaron los Dodgers, por eso ahora me siento muy orgulloso, porque tatué a Julio, que es de Los Ángeles”. El gusto por el beisbol lo inculca a sus hijos: Andrew (9 años), Damián (8) y Jasson (4); así me mantengo muy ocupado, con ellos, y me mantengo lejos de los problemas”.

¿Por qué tatuador?

“Desde pequeño me gusto el arte; a veces mi mamá, a mis siete años, no me daba dinero para ir a la escuela y yo hacía dibujos con lapicero, estrellita­s, a los niños; de esa manera me ganaba cincuenta centavos o un peso, de entonces. Nunca pensé que fuera artista o que tuviera ese talento, hasta los 20 años. Ahora he tenido la oportunida­d de tatuar a muchos atletas, jugadores de la MLS, beisbolist­as y del futbol americano, los deportes más populares. He tatuado muchos atletas famosos o reconocido­s”.

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