El perfecto misógino
En 1994, cuando se soltaron los demonios en México, el periodista y escritor Sergio Monsalvo publicó el florilegio Del perfecto manual misógino (Tinta Negra Editores), ahora prácticamente inconseguible, donde reúne frases de grandes pensadores sobre la mujer; son opiniones denigrantes, ofensivas, machistas, parte de una cultura arraigada en la presunta superioridad del hombre, tan rebatida y vapuleada en las sociedades modernas.
Este libro, si lo conociera, sería una especie de manual para el candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, un arsenal de ideas para refutar a quienes cuestionan su conducta hacia las mujeres; a ellos podría responderles: “Como decía Aristóteles: Las mujeres son meras vasijas vacías del recipiente del semen creador”. O, siempre cobijado por los clásicos: “Estoy de acuerdo con Dostoievski cuando afirma: La vida de toda mujer, a pesar de lo que ella diga, no es más que un eterno deseo de encontrar a quién someterse”.
Para su fortuna, no importa si Félix Salgado Macedonio consulta o no la antología de Monsalvo, todas estas diatribas y muchas otras están actualmente a su disposición en internet para justificar y cultivar su misoginia, para poder acudir en cualquier momento a palabras como las de San Agustín: “Es orden natural entre los humanos que las mujeres estén sometidas al hombre, porque es de justicia que la razón más débil se someta a la más fuerte”.
Símbolo de una clase política inmoral y atrabiliaria, Salgado Macedonio tiene a su favor la torpeza de quienes, desde la sombra, pretendieron descarrilar su candidatura escarbando en su turbio pasado.
Por eso, cuando López Obrador asume su defensa y ve el escándalo a su alrededor como una maniobra politiquera, “porque en todo esto siempre hay que preguntar: ¿Y de parte de quién?”, algunos connotados adversarios del Toro sin trancas callan como momias, temerosos de la ira presidencial. Por eso John Ackerman se traga sus palabras y su esposa Irma Eréndira Salazar y su cuñado Pablo Amílcar guardan silencio ante la embestida. Mientras tanto, como desde hace tantos años, Guerrero seguirá jodiéndose.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
Mientras, como desde hace años, Guerrero seguirá jodiéndose