Pasta de Conchos, amasijo de intereses corruptos
No hacer el máximo esfuerzo por rescatar los cuerpos habla de una cultura laboral donde los empresarios buscan la máxima ganancia a costa de la explotación inmisericorde de trabajadores, apunta el vocero de Presidencia, Jesús Ramírez
A15 años del siniestro de la mina Pasta de Conchos, en el cual fallecieron 65 trabajadores del carbón, quedando atrapados hasta el día de hoy los restos de 63 de ellos, el actual vocero presidencial, Jesús Ramírez, repasa el acontecimiento que cimbró la consciencia nacional el 19 de febrero de 2006.
—¿Recuerdas cómo te enteraste del suceso?
—En esos momentos era periodista en La Jornada, todavía estaba ejerciendo directamente el periodismo y cuando sucede esta explosión en la mina, se empezó a conocer que había informes de seguridad laboral, que había condiciones malas, que había instalaciones que tenían problemas, que podía haber un chispazo y un accidente por las malas instalaciones eléctricas, en fin, esto sacude, por la ineficiencia con la que responde la autoridad federal, el gobierno de Vicente Fox; por el cómo se reacciona por parte de la empresa: negando los hechos y su propia responsabilidad; un sindicato que activamente estaba en varios frentes contra la Minera México, pero que tampoco pudo, digamos, hacer su tarea de hacer cumplir los reglamentos laborales y de seguridad.
—¿Cómo impactó esta tragedia la campaña de López Obrador?
—Bueno, siendo un dirigente social, y al mismo tiempo un dirigente político, siempre tiene un pie o una parte de su pensamiento, en términos de lo que acontece en la sociedad. En 2006, cuando ocurre esta explosión de la mina, se coloca en el centro de su agenda el tema de las condiciones laborales, no solo por Pasta de Conchos, sino por la lucha en defensa de los derechos laborales que llevaba a cabo el sindicato minero y la resistencia del Grupo México y de otras mineras a poder reconocer los derechos plenos, sindicales y laborales, salariales de los trabajadores de las minas.
Y la otra vertiente, el carácter político del régimen, un régimen que más que defender los derechos de la gente, estaba defendiendo los derechos corporativos o los derechos de las empresas que aquí, en este caso, se cruzaban perfectamente como parte de la reflexión que Andrés Manuel López Obrador ha hecho sobre la necesidad de distinguir entre lo público y lo privado, de poner por encima los derechos sociales, colectivos, o los derechos humanos por encima de los derechos privados o el derecho a la ganancia.
—¿Cómo se relaciona esta tragedia con la defensa de los derechos corporativos que hacía aquel gobierno?
—Bueno, hay varias cosas, primero, digamos que Grupo México logra —en realidad el padre de Germán Larrea: Jorge Larrea— empezar este emporio minero, siendo beneficiario de las privatizaciones. Recordemos que con Carlos Salinas de Gortari se desincorporaron o se entregaron a varios consorcios privados seis millones de hectáreas y dos millones se le entregaron a Grupo México a cambio de prácticamente nada: se las regalaron. También se les entregó la mina de Cananea, la mina histórica, la más importante de cobre en México y una de las más importantes productoras de cobre del mundo.
Entonces, esta asociación entre el poder político y el poder económico ha sido tan grande para el crecimiento o fortalecimiento de estos emporios económicos que la pérdida del poder político, del control del poder político, pues sí les significa algo muy importante. Además, hay que agregar que el modelo económico en boga, a partir del cual se afianzó esta asociación entre el poder político y el económico, es un modelo que generó ganancias, por un lado por las privatizaciones, pero por el otro a costa de la pobreza o precarización laboral.
Entonces un accidente como el de Pasta de Conchos, donde se pone en evidencia esas situaciones laborales malas, la falta de supervisión laboral de la autoridad, la insensibilidad empresarial de, por un lado no resolver el tema de las condiciones de seguridad en una mina, y después de ocurrido el accidente de no empeñar o no este hacer el máximo esfuerzo por rescatar los cuerpos, pues habla de una cultura laboral donde los empresarios buscan la máxima ganancia, a costa de la explotación inmisericorde de los trabajadores y también de la destrucción del medio ambiente.
—¿Cómo recuerdas la cobertura mediática de la tragedia?
—En el proceso en el que se intentó rescatar a los mineros por parte de Grupo México, la cobertura mediática más bien era un lavado de cara. Se aplicó un modelo mediático de control de daños, en el cual, se busca dejar en bien a la empresa, para salvar, digamos, sus intereses económicos, pues resulta que es una especie de lavado interno, porque Germán Larrea también participaba en el consejo de administración de Televisa. Lo mismo que Claudio X. González, del ejecutivo de Kimberly Clark, quien encabezaba la campaña sucia contra el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entonces, digamos que justo en este ejemplo, vemos cómo el poder mediático, el poder económico y el poder político están vinculados en México, de una manera intrínseca que hasta hoy se está poniendo en cuestión y se está separando sus poderes, porque como evidencia Pasta de Conchos, todo ha sido un amasijo de intereses que a partir y a través de la corrupción se ha establecido el control político del país, el control mediático a través de los grandes consorcios mediáticos y televisivos, y también el control de las elecciones y también de los que gobiernan este país.
CONTINUARÁ...
Un accidente que pone en evidencia situaciones laborales malas, falta de supervisión e insensibilidad