Los niños, ahora más contagiadores
Los últimos brotes registrados en los colegios inquietan a la población. Según los informes de Sanidad, ya suponen el segundo ámbito con más focos de contagio. Sin embargo, la vacunación a los profesores que comienzan ahora Cataluña, Andalucía y Madrid podría revertir la situación. ¿Será suficiente? ¿Habría que ampliar el abanico de medidas en los centros? ¿Es previsible que tengan que cerrar de nuevo?
La agitación y las dudas empezaronalavueltadelasvacaciones de Navidad, cuando los encuentros entre familiares y amigos dispararon los contagios en España y este efecto también se dejó notar en los coles. En este escenario, el marcador de infectados ha crecido a un ritmo ágil. A finales de enero se hablaba de más de 6,000 aulas en cuarentena (del totalde380,000).Variasregiones han alcanzado picos nunca antes registrados. Concretamente, en la Comunidad de Madrid, en una semana las clases clausuradas por contagios aumentaron en un 175%.
A tenor de los datos que recogía Sanidad el pasado viernes –378 brotes con 1,954 casos asociados en este ámbito (desde el 11 hasta el 18 de febrero)–, conviene poner en contexto las cifras. Para empezar, ¿era previsible? Efectivamente: «Es el reflejo del pico de casos tras la
Navidad en la población en general», señala Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo de enfermedades infecciosas y Salud Pública, también investigador ICREA del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’. «Estamos viendo lo que era esperable encontrar en un ambiente de 18 millones de niños».
Aunque no es una sorpresa, es cierto que en esta ola están entrando en escena las nuevas variantes del SARS-CoV-2, especialmente la británica. Teniendo encuentaquesehaconstatadosu mayorcapacidaddetransmisión, señala el experto, «se está valorando si los niños son mejores
En esta ola están entrando las nuevas variantes del SARS-CoV-2
El amor también acaba «porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas»
transmisores» de lo que lo eran conelvirusoriginal.Esdecir,hasta ahora, «entre 75% y 80% de las infecciones en las escuelas no generaban ningún caso secundario»: «El restante 25% se traducía en uno, dos o, como mucho, tres». Por esta razón, se decía que «los niños no eran fuentes de brotes (los que había se controlaban rápidamente), pero ahora, parece que las cadenas de transmisión sí son más largas». Los datos de Sanidad «dan una idea de que hay tres o cuatro casos secundarios porcadabrote».Noobstante,«esto hay que confirmarlo aún»: «Si antes, entre los niños el coronavirus era muy poco transmisible, ahora es más parecido a los adultos», subraya.
Todas las canciones de Manuel Alejandro hablan de mí. O de ti. O de usted. A todos se nos ha roto el amor de tanto usarlo. «De darnos por completo a cada paso, se nos quedó en las manos un buen día». También alguna vez hemos pedido «que no se rompa la noche, por favor, que no se rompa». Que fuese «serena y larga como el tallo de una rosa». Que fuera «la luna blanca con su escarcha y con su sombra». «Que tengo que amarte mucho, que tengo que amarte tanto, que si la noche no acaba yo te voy a enloquecer».
O pensamos en lo que le ha pasado a Ponce con Ana Soria. «Se muere por mí la niña. Quién lo diría, quién lo diría. Su cuerpo como las olas. Mi cuerpo roca. Y dice morir sin verme. Qué te parece, qué te parece. Más joven que yo mil veces. Mira qué suerte, mira qué suerte». O ya cuando pase el fragor de los amantes. «Se va a reír de ti. Qué vas a hacer con tanta vida entre tus brazos. Sus ganas de vivir. Contrastarán con la apatía de sus años. Estoy segura de que se va a reír de ti... cuando después de amar... te pida amar de nuevo». [La invención de la viagra hizo que la canción perdiera vigencia.]
Aunque el amor también acaba «porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas. Porque llega a ser rutina la caricia más divina. Porque somos como río, cada instante mueve el agua (toma Heráclito). Porque nada es para siempre. Hasta la belleza cansa. El amor acaba».
O nos hemos dando cuenta que somos Soñadores de España (más que vividores de la Leyenda Negra). «Al mar van en barcos de espuma los descubridores. Al mar para darle a América Dios, luz y nombre. Azul de Picasso y la luz de infinitos pintores. La voz de la sangre de Lorca partida a jirones. La fe de Teresa, la de tanto Quijote». O esa que vendría tan adecuadamente a las leyes del menor. «No le pegues, mamá, no le pegues al niño. No le pegues, mamá, déjalo ya tranquilo. Porque el niño no hace ni menos ni más de lo que hacen los niños. Y ese niño no es malo, es un poco travieso. No le pegues por eso. Que él no sabe todavía lo que es malo ni es bueno. Y por eso a las niñas en la plaza les sube la falda sin miedo. Y se pone de arrastrarse por el suelo. Déjalo, déjalo, que a su edad eso es bueno». Y más canciones como la de Jeanette con la que se podrían identificar hasta los bestiajos que se manifiestan por Hasél. «Soy rebelde porque el mundo me hizo así», aunque Rivadulla parezca incapaz de hilar una letra sin decir basura.
Julio Iglesias ya lo ha pedido. ¡El Princesa de Asturias para Manuel Alejandro!