De que siempre no
Se sabe que el Presidente aprecia a los súbditos, le gusta la sumisión. El comunicado de la Auditoría tiene la textura de la obediencia y la servidumbre y no el tono de un órgano central de la Cámara de Diputados
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en la amenaza, esa forma de la intimidación. El carácter no es lo menos importante cuando se recibe una advertencia o una bravata. La respuesta del Presidente a las observaciones al gasto público realizadas por la Auditoría Superior de la Federación fue desconocer de inmediato las irregularidades señaladas y, de paso, acosar a un órgano del Poder Legislativo: les dan argumentos nuestros adversarios.
Se sabe que el Presidente aprecia a los súbditos, le gusta la sumisión. El comunicado de la Auditoría tiene la textura de la obediencia y la servidumbre y no el tono de un órgano central de la Cámara de Diputados: “se reconoce que existen inconsistencias en la cuantificación realizada en el marco de la auditoría, por lo cual su contenido está siendo objeto de una revisión exhaustiva, en particular en relación con la metodología utilizada para determinar el costo de cancelación del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco”.
Faltaron unas líneas en el comunicado: Y si así lo desea el presidente, podemos mandar brigadas de funcionarios que no saben sumar, pero sí barrer y trapear el Palacio Nacional. Qué numerazo. Ay, don David Colmenares. De acuerdo, hubo una equivocación con los números del aeropuerto de Texcoco, si Gamés entendió algo, cosa improbable, el número de 331 mil millones era incorrecto. Por lo demás, no deja de darle escalofríos a Gilga que se hayan tirado al basurero 163 mil millones. Correcto, pero resulta que van a “revisar exhaustivamente todo el informe”. Así las casas (muletilla patrocinada por el licenciado Bartlett Chu-chu-chú), Gil jura a pie juntillas que vendrán más retractaciones.
Irma Eréndira, finas maneras
Gamés se enteró en el informe de David Colmenares que la Secretaría de la Función Pública mostró resistencia al proceso de fiscalización y que incluso no permitió la entrada del equipo auditor a sus instalaciones.
Siéntense los que estén parados, párense los que estén sentados: un día después el informe fue el siguiente: “trabajaron bien con nosotros, nos entregaron toda la información pertinente, tenemos nuestras observaciones, pero no tuvimos obstáculo, lo quiero aclarar”. Y si Irma Eréndira quiere pasar por aquí a tomarse un chocolate con donas, se las pagamos con dineros de la Auditoría para que no pese en el informe como una irregularidad: 15 donas y cuatro chocolates, sin justificación alguna. Nada: aquí austeridad y transparencia han desaparecido.
Me mandaron una carta
El Presidente ha enviado una carta a todos los gobernadores de la República mexicana y al Pueblo de México. El pretexto de la misiva es el recuerdo de los asesinatos de Madero y Pino Suárez, pero en realidad se trata de una carta larga y aburrida: “Gobernadora, gobernadores y jefa de Gobierno de la Ciudad de México, les propongo de la manera más horizontal y respetuosa que establezcamos un acuerdo nacional en favor de la democracia. Por mi parte les manifiesto que actuaré como siempre con absoluta rectitud y en defensa de la soberanía popular, y a esto mismo los convoco a ustedes. Concretamente, los exhorto a que no intervengamos para apoyar a ningún candidato de ningún partido; a no permitir que se utilice presupuesto público con fines electorales; a denunciar la entrega de dinero del crimen organizado o de la delincuencia de cuello blanco para financiar campañas; a impedir la compra de lealtades o conciencias; a no traficar con la pobreza de la gente (…)”.
Gil medita en santa paz consigo mismo y el mundo: ¿Este llamado del Presidente no incluye la defensa de Félix Salgado Macedonio puesto que aún no empieza la contienda, cierto? ¿Tampoco considera esta carta las mañaneras como una forma de hacer proselitismo al parecer ya avalado por el Tribunal Electoral? Parece extraño el llamado: ustedes se callan y yo hablo todos los días. De paso rasuramos al Presidente Consejero del INE, Lorenzo Córdova y le decimos que se comporte y sea imparcial. Ya en serio: ¿no es un poco demasiado? Un poquito de por favor, caramba.
Todo es muy raro, caracho, como diría Napoleón: “La masa busca al líder, no porque lo estime sino por interés; y el líder acepta a la masa por vanidad o por necesidad”.
Parece extraño el llamado: ustedes se callan y yo hablo todos los días. De paso rasuramos a Córdova